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Así cambió la vida de una profesora amenazada en Tolima

La docente Carolina Salguero teme estar a punto de ser trasladada de Falan (Tolima), municipio donde vive hace 33 años. Su historia puede ser una alerta frente al retorno de grupos paramilitares al norte del departamento. Las autoridades creen que se trata de delincuencia común. Desde que salió nueve niños que se matricularon para 2018 no han tomado clases.

Nicolás Sánchez A. / @ANicolasSanchez
22 de febrero de 2018 - 08:30 p. m.
La sede 10 de la Institución Educativa Diego Fallón ha sido grafiteada dos veces por desconocidos que han amenazado a la profesora Carolina SAlguero y han firmado como "Auc"/ Cortesía.
La sede 10 de la Institución Educativa Diego Fallón ha sido grafiteada dos veces por desconocidos que han amenazado a la profesora Carolina SAlguero y han firmado como "Auc"/ Cortesía.

De lunes a viernes la profesora Carolina Salguero se iba con su esposo en moto hasta la vereda Buenos Aires de Palocabildo, Tolima. Se bajaba y emprendía una caminata de unos 30 minutos en medio de nogales, robles y araucarias. Caminaba por entre sembradíos de café y de aguacate, los trabajadores de las fincas la saludaban. “El camino veredal era agradable para mí, lo disfrutaba no solo por el ejercicio que hacía, sino por el paisaje”, dice Salguero. Habla en pasado porque una serie de amenazas la alejaron de la sede rural número 10 de la Institución Educativa Diego Fallón, ubicada en el corregimiento de Frías, zona rural de Falan (Tolima).

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Salguero llora al contar cómo sus 11 estudiantes, de entre 5 y 12 años, reaccionaron al ver el grafiti amenazante en una de las paredes de la institución educativa. Fue el 20 de noviembre de 2017, decía “vallase profesora sapa o la zacamos AUC”. "Me decían ¿Profe, por qué le escriben eso?" "¿Profe, por qué le hacen eso?" A ellos nunca nadie les va a quitar de la memoria lo que leyeron”, cuenta.

Aunque desde ese momento Salguero se alertó, creyó que podía solucionar el tema dialogando con la comunidad. El primero de diciembre se llevó a cabo una reunión en la sede educativa a la que fueron varias autoridades y personas de la comunidad. La profesora aseguró que no iba a denunciar y que independientemente de quién lo hubiera hecho lo perdonaría, pero que necesitaba conocer al autor de los letreros para superar el problema. Sin embargo, el responsable no apareció.

Salguero decidió volver al colegio sin interponer la denuncia porque eso haría inminente su traslado hacia otro municipio. “Yo tengo toda mi vida aquí”, asegura. El 4 de diciembre volvió a la institución educativa a realizar el proceso de matrícula de los estudiantes para el 2018, sin embargo, encontró otra amenaza: “pensó que era mentira AUC”, estaba pintado en una pared de la institución educativa.

Tras leer la amenaza dio aviso a la Policía que le dijo que saliera del lugar inmediatamente. Estaba con un niño que no podía dejar solo, entonces caminó con él los 30 minutos, que caminaba todos los días, para llegar a una vía donde la pudieran recoger. Una patrulla la recogió y la llevó para el municipio de Palocabildo, donde ella vive. “No volví nunca más a la sede”, cuenta.

Le gustaba trabajar en la sede educativa de Frías. Cuenta que la comunidad “era muy buena para trabajar, vivíamos pacíficamente y felices”. Incluso, entre risas, recuerda que una vez los niños le dijeron que un tubo se había roto, Salguero fue a ver qué había pasado y encontró un oso perezoso con el cual se tomaron foto durante un largo rato y después lo devolvieron al bosque.  

Desde que Salguero no va al colegio los nueve niños que se matricularon para 2018 no han tomado clases. La Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) calcula que cada año desde el 2013 amenazan en Colombia entre 200 y 250 profesores, los departamentos más críticos son Antioquia, Valle del Cauca, Córdoba, Nariño, Cauca y Caquetá. En Tolima las amenazas a los educadores no superan las nueve al año.

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Salguero interpuso la denuncia ante la Fiscalía y la Secretaría de Educación del Tolima elevó una solicitud de protección a su favor ante la Unidad Nacional de Protección (UNP). Los estudios de riesgo ya empezaron y la profesora dice que lo más seguro es que la trasladen hacia otro municipio. La docente no tiene queja frente a la atención que le han dado las autoridades.

Lo que sin duda la ha afectado es el cambio de vida que ha experimentado producto de las amenazas. “Hay una ruptura del núcleo familiar”, asegura debido a que tiene dos hijos, una adolescente de 16 y un niño de dos años que se irían con ella, pero su esposo, su hermano y varios de sus seres queridos se quedarían en Palocabildo, municipio en el que nació hace 33 años.

Salguero está a la espera del traslado, lo cual ha hecho que cambie su vida drásticamente. Por ejemplo, no matriculó a su hijo de dos años en el jardín de Palocabildo en el que estaba estudiando porque está segura que el 2018 no va a estar en el municipio. Tampoco se matriculó a la universidad esperando cuál será el lugar adonde la van a trasladar.

Mientras tanto la profesora se encuentra en la sede principal del colegio en el casco urbano de Falan. Allí cumple horario, aunque no dicta clases desempeña varias labores. Pero en este centro educativo la situación empeoró. El 23 o 24 de enero llegó un panfleto amenazante firmado por las Autodefensas Unidas de Colombia.  “Siento preocupación porque uno no puede desestimar las cosas, en qué momento pueden los otros docentes y directivos ser víctimas de cualquier situación violenta”, enfatiza.

¿Volvieron los paramilitares?

Salguero no tiene respuesta sobre quién puede estar interesado en amedrentarla. Días antes de que apareciera el primer grafiti en la escuela la docente había reportado ante la Comisaría de Familia un posible caso de maltrato hacia una niña que tenía un pequeño morado en el rostro. Días después fue descartado que hubiera sido maltratada. Cuando organizaron la reunión con la comunidad asistió la mamá de la niña, quien le dijo a la profesora que no tenía problemas con ella por ese hecho y que valoraba su trabajo.

La firma “AUC” que tenían los grafitis inquieta a Salguero. “Así como han seguido con sus fechorías en otra parte por qué no lo pueden hacer acá. El contexto y los hechos históricos hacen que la probabilidad exista”, afirma. En Falan ha habido presencia de diferentes grupos armados, durante un tiempo operó el frente Bolcheviques del Eln, que fue desarticulado en el 2010, y en el 2001 llegaron los paramilitares.

Las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, comandadas por “Ramón Isaza”, llegaron a Falan hacia septiembre de 2001. La arremetida contra la población civil fue atroz. En el corregimiento de Frías asesinaron a 11 personas el 15 de septiembre de ese año. Las víctimas fueron José Olivo Delgado Laverde, Arley González, Albeiro Barracaldo, Yesid Aros, Vicente Rodríguez, Hernán Miranda, Hover Neir Miranda, John Navarrete, Rafael Jiménez, Erney González Calderón, Farid Juan Janee Martínez, Luis Albeiro Fernández, Mario Lino Aguirre, Cecilia Cortés, Pedro Urrego, Alduver Triana Espinosa, Marco Lino Aguirre.

A pesar de los temores de Salguero las autoridades no le dan mucho crédito a la firma de las Auc en las amenazas. Tanto el alcalde, Forney Múnevar, como el mayor de la Policía Javier Bohorquéz tienen como hipótesis más fuerte que algunos grupos de delincuencia común son los autores de las amenazas. “De pronto solamente son personas que quieren utilizar el nombre de esas organizaciones”, dice el mandatario. Por su parte, Bohórquez responde que “la gente tiene todavía ese chip que los paramilitares están llegando, pero no, nada de esas cosas”.

Las amenazas en Falan hay proseguido. El viernes 16 de febrero le llegó un sobre al cura del municipio en el cual había una carta que le pedía hacer una novena por el personero Adixon Ernesto Lerma Galindo. El lunes 19 se hizo un consejo de seguridad en el que participaron varias autoridades civiles y militares. El alcalde Múnevar dice que ha escuchado “rumores” según los cuales habría presencia de paramilitares en los municipios de Palocabildo, Casabianca y Villa Hermosa, los tres al norte del Tolima.

El mayor Bohórquez, que tiene jurisdicción en esa zona del departamento, asegura que se han hecho labores de inteligencia en la región y no se ha podido constatar la presencia de grupos armados. Dice que los rumores “van creciendo como una bola de nieve”. Las autoridades afirman que el Estado ha empezado a hacer presencia en la zona, por ejemplo, el pasado 19 de enero la Policía inauguró una subestación en el corregimiento Frías, lugar en el que no estaba la Fuerza Pública hace 18 años.

Salguero tiene dos certezas: las amenazas en su contra fueron firmadas por las Auc y su vida cambió de un momento para otro. Además de declararse triste porque algunas personas de su entorno “han naturalizado los hechos” dice que el daño ha sido muy grande y lo resume diciendo: “No me mataron, pero hay cosas que no se reparan, la única reparación que yo tendría un día sería volver”.

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Por Nicolás Sánchez A. / @ANicolasSanchez

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