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“Estamos bien hasta el momento (…) Para ver si hay un intercambio entre los muchachos que tienen ustedes retenidos y nosotros (…) Estos días no han sido fáciles, son de mucha angustia para nosotros”, leyó un hombre, rodeado de hombres armados y encapuchados, con cadenas amarradas a las manos. Su rostro es la muestra de un aspecto de la guerra en el Catatumbo poco conocido: las retenciones que han hecho las guerrillas de integrantes del grupo contrario.
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Una persona que conoce la región le dijo a Colombia2020 que el 14 de marzo, día en que estalló la guerra, el Eln tenía sitiados varios campamentos del Epl. Cuando llegó la orden las unidades del Eln llegaron hasta el sitio donde estaban sus enemigos, los desarmaron y los retuvieron. Algunas de esas personas estarían en sitios de reclusión en el área rural de la región y otras en casas en los cascos urbanos.
En ese sentido un habitante de la región aseguró que hasta el momento se conocían retenciones por parte del Eln, pero no del Epl. Sin embargo, el video que se conoció es una muestra de que el problema puede ser más grave de lo que se sabe.
El problema se agrava por el subregistro debido a que no hay denuncias. “Imagínese el miedo que tienen las familias”, aseguró una persona que conoce la región. El temor ha llegado por cuenta de amenazas que los grupos armados han proferido en contra de personas cercanas a militantes de alguna guerrilla. Por ejemplo, del corregimiento de Filo Gringo, en El Tarra, organizaciones humanitarias han tenido que sacar por lo menos a tres mujeres que sostenían relaciones amorosas con guerrilleros tras recibir amenazas.
Las organizaciones de la sociedad civil no han puesto entre sus prioridades a los retenidos de ambos bandos. El Comité por la Vida, la Paz y la Reconciliación del Catatumbo no ha expresado en sus comunicados nada referido a los combatientes que están en poder de ambos grupos armados. La preocupación principal del Comité es la situación humanitaria de los civiles, por eso le dieron un ultimátum al Epl para que levantara el paro armado. Esa guerrilla decidió levantarlo provisionalmente hasta este jueves 26 de abril a las 6 de la tarde.
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El Comité por la Vida está integrado por organizaciones fuertes en la región como la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), el Movimiento Constituyente Popular (Mcp) y el Comité de Integración Social del Catatumbo (Cisca). Sobre las retenciones, Ismael López integrante del Cisca y delegado de esa organización ante el Comité por la Vida, asegura que “no se sabía que eso estaba pasando”. Juan Carlos Quintero, vicepresidente de Ascamcat, dijo “nos tomó por sorpresa el video”.
El Comité por la Vida, autorizado por el Gobierno, está pendiente de una reunión con el Comando Central del Eln. Hay tres delegados de esta iniciativa que asistirían: por Ascamcat, Juan Carlos Quintero; por parte del Cisca, el senador Alberto Castilla, y por parte del MCP, José Edubin Ovallos. Al preguntarle a Quintero si van a hablar con esa guerrilla sobre los retenidos respondió “no sabemos. Nuestro principio es que hay que ponerle fin a la guerra y exigir respeto al derecho internacional humanitario (DIH)”. Resalta que un mandato del DIH es el respeto a las personas retenidas así hayan pertenecido a los grupos armados. “Se les debe garantizar su vida e integridad física porque son campesinos y campesinas que viven en el Catatumbo”, enfatiza.
Otro organismo del Estado encargado de la defensa de los derechos humanos son las personerías. Diogénes Quintero, personero de Hacarí, asegura que no hay denuncias oficiales de retenciones de combatientes. Quintero quien hace parte de la Asociación de Personeros del Catatumbo, que agrupa a 11 Personerías de esa región y a 2 del sur del César, asegura que “con el tema de los combatientes las personerías no tienen tanta maniobra”.
La situación parece no ser muy distinta con la Iglesia Católica. Una persona perteneciente a la esa institución, que pidió no ser identificada, cuenta que hasta ahora no han considerado mediar para que se dé el intercambio humanitario entre las guerrillas. Sin embargo, aseguró que “está de por medio la vida de los seres humanos”. “Nuestra opción es por la vida porque ese es el mensaje de Dios”, complementó.
Las familias de los retenidos los siguen esperando en silencio. Silencio que sienten como una condición para preservar la vida. Todas las personas que hablaron para esta nota aseguraron que la región no soporta una guerra más. Coinciden en que los afectados, civiles y combatientes, son hijos del Catatumbo.
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