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Una guerra hecha con niños y adolescentes

La investigadora principal del informe del Centro Nacional de Memoria Histórica sobre reclutamiento forzado y utilización de menores de edad en el conflicto, Katherine López, advierte que la vinculación de niños y niñas a la guerra persiste. Esto pese al desarme de las Farc, quienes más reclutaron según este registro.

Nicolás Sánchez A. / @ANicolasSanchez
10 de febrero de 2018 - 01:00 p. m.
Una guerra hecha con niños y adolescentes

La cuenta que hace el Centro Nacional de Memoria Histórica es aterradora: 16.879 niños han hecho parte del conflicto armado colombiano. Todos los actores han utilizado a niños, niñas y adolescentes para hacer la guerra en el país, pero el negacionismo de este fenómeno ha sido el común denominador de todos los grupos armados.

El informe Una guerra sin edad da cuenta de cómo, desde 1960, menores de edad colombianos han integrado las filas de los grupos armados -legales e ilegales- y han sido utilizados por estos para diversas labores. La investigadora principal de informe, Katherine López, habla de la manera en que han reclutado los diferentes actores y le hace un llamado a la sociedad a reconocer y actuar frente a un problema que persiste.

¿En Colombia la guerra se ha hecho con niños y niñas?

La guerra desde el inicio se ha construido con niños. Hay niños que ingresaron desde la década del 60. El día de la muerte de Camilo Torres, en el 66, murió Camilito, de 13 años. Desde el 65 los grupos armados hacen incursiones en las escuelas, a pesar de la prohibición del Derecho Internacional Humanitario, porque son bienes protegidos, y desde la misma génesis de los grupos armados han ingresado niños. Es una guerra que no ha hecho distinción en edad, porque los grupos armados han definido unas edades para el ingreso, que ellos mismos han incumplido.

¿Cómo estimar el subregistro?

Es imposible. El informe no logró identificar una forma objetiva de establecer ese porcentaje. Puede ser muy alto y más si se evidencia que del año 90 a hoy hay un cambio drástico en el registro. De ese año en adelante hay visibilización a través del reconocimiento de un delito; del 90 hacia atrás hay un vacío porque no se reconoce.

Las Farc dicen que los niños se vincularon porque querían o por malos manejos de algunos comandantes ¿Qué pudieron constatar?

La mayoría de los casos están atravesados por una persuasión viciada. Eso tiene que ver con un aprovechamiento de las condiciones en las que están viviendo las personas. Hay una serie de carencias que tienen los niños y los adolescentes. Crecer como niño no es fácil en Colombia, crecer en un territorio como el Urabá o La Montañita (Caquetá) no es fácil. Hay unas condiciones que se tejen alrededor del reclutamiento y que no tienen que ver únicamente con la presencia o ausencia de un grupo armado en un territorio: pocas garantías de los derechos de los niños, poco acceso a la oferta educativa, dificultades a nivel familiar. Se tejen sociabilidades entre ellos y los grupos armados. Sin embargo, todos los adultos debemos proteger a los niños y niñas. La responsabilidad de la entrada a un grupo armado es del adulto. No solamente la entrada, también la permanencia. El reclutamiento tiene una complejidad muy grande, pero la posibilidad de que un niño ingrese a un grupo armado depende de los adultos.

¿Tanto de las instituciones como de los grupos armados?

Exacto. El informe no dice que la responsabilidad mayor es de uno o de otro, el informe no se mete con responsabilidades, sino que trata de comprender qué es lo que está pasando en el reclutamiento y cómo ha venido sucediendo.

¿Los niños colombianos se van a la guerra buscando comida?

Pasa y sigue pasando, pero no es la única razón.

¿Qué tanto se da el reclutamiento a la fuerza?

Ha pasado y puede seguir. Los grupos armados posdesmovilización presionan a familias a las que les hacen préstamos gota a gota, no tienen con qué pagar y les dicen que entreguen a un niño. En algunos territorios se implementaron cuotas para la guerra, y se llevaban a los niños. También hay ocasiones en las que el grupo armado genera un grado de relación, que no está mediada por violencia física y la gente cree que sólo si hay violencia física el reclutamiento es forzado: el reclutamiento es forzado siempre, las condiciones en las que se da la modalidad son diferentes.

¿Para qué reclutan niños los grupos armados?

Los niños han sido reclutados para ser combatientes, para ser cocineros, para ser rancheros, para ser enfermeros, para hacer inteligencia, para que presten guardia, para que sean radio operadores. Han tenido funciones de todo tipo, incluso algunos de los adolescentes reportan haber sido comandantes de escuadra, que es la estructura más pequeña dentro de una guerrilla. En el informe, incluso, se plantea la figura del promotor de desarrollo social mediante la cual los paramilitares vincularon adolescentes para que cumplieran funciones de interacción con la comunidad. Hay unas particularidades específicas en las formas como reclutan y hay unas diferencias por cada grupo armado.

¿Por ejemplo?

Los grupos paramilitares inauguraron la modalidad de reclutamiento remunerado. Las guerrillas ofrecen estudio, estabilidad, comida. Cada grupo maneja la persuasión de diferentes formas. Los grupos armados posdesmovilización, que siguen funcionando y, es una de las alertas del informe porque tiende al incremento del reclutamiento, reclutan a través del consumo de sustancias psicoactivas y del pago. Entran niños por días a cumplir una función, no necesitan ser combatientes todo el tiempo, contrario a las guerrillas que normalmente vincula a las personas por toda su vida. Esas particularidades dan cuenta del grupo armado y de la forma de funcionamiento en un periodo y en un territorio.

¿En qué regiones siguen reclutando?

En todo Colombia. Sigue pasando donde hay presencia de grupos armados, donde hay disputas territoriales: el pacífico nariñense, Tumaco, el Cauca, Urabá antioqueño, Meta, Catatumbo. En las disputas de los territorios se empieza a entender que hay una intensificación del conflicto y del reclutamiento.

¿Cómo han utilizado y reclutado las fuerzas estatales a los niños?

El informe estableció cuatro formas: la primera es que a pesar de la prohibición de las campañas cívico militares, evidenciamos que se siguen haciendo y el problema de estas campañas es que a través del ingreso de los niños a ciertos escenarios, la Fuerza Pública se acerca a ellos preguntando cosas, si hay un grupo armado, si ha ingresado o no. Los niños quedan señalados como colaboradores. Las consecuencias de la asociación de un niño a un grupo armado son nefastas.

En algunos momentos lo primero que hacían los miembros de la fuerza pública era buscar a las niñas y adolescentes de un territorio para establecer relaciones con ellas y buscar información. También llegaron memorias que constataban que a través de las redadas o “batidas” se llevaban adolescentes a bases militares y lo retenían hasta que llegaba un familiar que llevara su tarjeta de identidad. Eso tiene que ver con la presencia de fuerza pública en instituciones educativas, así como lo han venido haciendo históricamente los grupos ilegales. Socializan la necesidad del servicio militar, pero en esa socialización hay mayores y menores de edad. En el informe se plantearon situaciones donde se les pedía a los rectores de los colegios los listados de las personas que estaban en grado 11 y en esos listados se incluían personas menores de 18 años.

La última forma que se estableció es la vinculación directa. Exmiembros de grupos paramilitares reportan haber prestado servicio a los 16 o a los 15 años.

Las fuerzas armadas dicen que las campañas cívico militares ya no existen, sino que existen operaciones de apoyo al desarrollo ¿Qué opina?

Las memorias de las personas que participaron en el informe refieren que siguen siendo campañas cívico militares, que aún hoy las hay.

¿Desde cuándo tienen información de reclutamiento y utilización de menores por parte de grupos estatales?

Hay un caso específico que surge de una sentencia y es de una utilización de un niño en los años 90.

¿Dónde reclutaba la Fuerza Pública?

No podemos decirlo porque solo hay tres casos documentados, aunque cualitativamente hay una reconstrucción que establece casos desde Bogotá hasta Urabá, Catatumbo y Meta.

¿Por qué solo hay tres casos?

El Estado no puede registrar algo que está incumpliendo.

¿Hubo muchos problemas para documentar estos casos?

No hay una organización encargada de documentarlo. Hay una deuda con los niños en reconocer quiénes han sido afectados por el reclutamiento.

¿Qué hacen mal los medios en el cubrimiento de este fenómeno?

Esa cobertura estaba marcada por las funciones de los niños asociadas a la vida en filas, a ser un niño combatiente y no a esos niños que han sido gasolineros, mochileros, recaderos, que ayudan a proveer alimentos, normalmente eso no está presente en el cubrimiento porque eso no se entiende como reclutamiento, pero es una utilización. Es un reclutamiento entendido sin el contexto del conflicto armado, de sus variaciones, de la de los grupos armados en los territorios.

¿Qué violencias viven los niños al interior de los grupos armados?

Los adolescentes y los niños han callado sus intereses, emociones, no son libres para tener una relación de pareja. Para algunos significó ocultar sus temores porque la vida en la guerra y en un grupo armado está marcada por la masculinidad, la virilidad, la fuerza, jamás puedes mostrar debilidad porque serías sospechoso. Son expuestos a consejos de guerra que se muestran como un ejercicio democrático. Algunos de ellos han sido expuestos a impactos físicos por el manejo de armas, por las confrontaciones armadas, hay relatos de comandantes de grupos paramilitares sobre niños que murieron ahogados porque no sabían nadar. Situaciones que la memoria histórica y el país deben visibilizar.

Escuche a continuación: Mambrú no va a la guerra, una estrategia para sembrar semillas de la paz

Por Nicolás Sánchez A. / @ANicolasSanchez

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