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Último impulso a la dejación de armas

Hoy, en un proceso que durará cerca de una semana, comienza el desarme definitivo de la guerrilla para convertirse en organización política.

Redacción Politíca
20 de junio de 2017 - 01:17 a. m.
La ONU ya tiene en la actualidad el 60 % de las armas de las Farc.  / / Farc
La ONU ya tiene en la actualidad el 60 % de las armas de las Farc. / / Farc

“Nunca olvidaremos lo de la UP y jamás entregaremos las armas”. Ese era el lema que los miembros de las Farc —comandantes y tropa— repetían al unísono en sus conferencias guerrilleras, desarrolladas en los tiempos en que el conflicto armado arreciaba en el país. En esos encuentros clandestinos se trazaban los lineamientos, tanto militares como políticos, de la lucha revolucionaria, convencidos todos de que las armas los llevarían al poder. Ahora, tras más de 50 años de enfrentamiento con el Estado, esa premisa es cosa del pasado. A partir de hoy, y en un proceso que durará hasta el martes 27 de junio, las Farc dejarán el último 40 % de las armas en su poder para seguir su lucha, ahora con las ideas y las palabras.

Un paso histórico para Colombia que las generaciones pasadas nunca creyeron posible y cuya magnitud parecieran no entender las actuales. Porque así la oposición arrecie en las críticas por los retrasos en el cronograma y se quieran sembrar dudas por el hecho de que no se haya visto la foto de un guerrillero entregando su fusil, la realidad muestra que el proceso de paz está avanzando, que esas armas que tanto daño hicieron están quedando en custodia de la ONU y, como lo dijo Jean Arnault, jefe de la Misión en Colombia de ese organismo, los eventuales inconvenientes no pueden eclipsar el significado que tiene para Colombia el desarme definitivo de las Farc.

Lo dijo el presidente Juan Manuel Santos el sábado pasado: “A veces a los colombianos se nos olvida lo que está pasando. Cuando termine este tercer tramo de la dejación de armas, se acaban las Farc, dejan de existir las Farc. Imagínense lo que eso significa”. Ese día en la noche, el atentado terrorista en el centro comercial Andino de Bogotá, que dejó tres mujeres muertas, trajo de nuevo zozobra y hasta fue utilizado por algunos con el fin de sacar réditos políticos y seguir dividiendo al país de cara a la reconciliación. Pero lo claro es que la dejación de armas es una muestra contundente de que sí se está cumpliendo lo pactado en La Habana y que la guerrilla abandona su proyecto de tomar el poder por la vía revolucionaria armada.

Para el senador Iván Cepeda, del Polo Democrático, lo que está sucediendo demuestra el total compromiso y la voluntad de cumplimiento por parte de las Farc. “Estuvieron más de medio siglo en armas y el hecho de que renuncien a ejercer su uso para pasar al ejercicio de la política —o como ellas dicen, cambiar las armas por las palabras— es la consolidación del proceso de paz y el momento de inflexión en su transformación en una organización civil. Por otra parte, implica también el cumplimiento del Gobierno de brindarles las condiciones de seguridad física, económica y jurídica que permitan que ejerzan la política”, señaló.

Juan Manuel Galán, senador liberal, considera que el desarme de una guerrilla de más de 50 años es un hecho que no puede pasar desapercibido y no puede ser calificado de menos que histórico, aunque a la vez lo ve como un primer paso frente a su reivindicación con la sociedad. “Lo que esperamos es que las Farc les cumplan también a sus víctimas, reparándolas con la verdad y con la justicia, y que declaren sus bienes, las tierras que despojaron, el dinero en efectivo que puedan tener escondido en caletas o en el exterior, para que sea reintegrado a Colombia”, manifestó. Galán anunció que en el trámite de la ley estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) presentará una proposición para que los beneficios a las Farc estén condicionados a esa declaratoria de bienes y que, en primera instancia, sean ellas las que tengan la carga de reparar a sus víctimas y, subsidiariamente, si no lo pueden hacer, que lo haga el Estado.

Por su parte, la senadora Claudia López, de la Alianza Verde, cree que la gente no dimensiona todavía el logro que significa desmovilizar a las Farc, la guerrilla más grande y antigua de América Latina. “Ninguna otra en la región logró sobrevivir 53 años en confrontación con el Estado. Todas esas armas que hoy están yendo a los contendores de la ONU causaron miles de víctimas. Las Farc son las principales responsables de los ataques a la población civil y de delitos como el secuestro (...) tenemos ocho millones de víctimas en buena medida causadas por esas armas. Esto significa un logro histórico y doblar la página del conflicto para podernos enfocar en los reales problemas, que son la inequidad, la falta de competitividad y la corrupción”.

Desde la otra orilla, el uribista Centro Democrático mantiene su incredulidad. “Es muy difícil creer en las Farc. Cada paso viene precedido de una verdad a medias o de una mentira total. Ninguno de los compromisos, salvo el de la concentración, ha sido resultado de acciones concretas amparadas en verdades. Pese al acompañamiento de la ONU, hay más preguntas que respuestas, no sólo en lo del desarme sino también en la entrega de su fortuna criminal derivada del narcotráfico, el secuestro y la extorsión, o la devolución de los niños y el tema de las caletas. El país sigue esperando respuestas, pero el gobierno Santos ha sido débil, timorato y flojo para exigirlas. De ahí la creciente desconfianza e incertidumbre de los colombianos”, expresó el senador Jaime Amín.

Iván Duque, también senador del Centro Democrático, enfatizó, por su parte, que si bien la dejación de armas de las Farc es algo relevante que no se puede negar, lo importante es que exista verdadero desarme y sanciones ejemplares si ello se incumple. “Si después de este proceso se encuentran armas escondidas en caletas, se deben perder los beneficios, porque se habrían burlado del pueblo colombiano. El Gobierno empezó hablando de 14.000 armas y van a entregar 7.000. Más que en confianza, este proceso se debe basar en verificación. Si existen armas escondidas después de este proceso, tienen que darse duras sanciones a los cabecillas”, enfatizó.

Posturas de lado y lado, pero nadie puede negar que el proceso de paz está avanzando y que la dejación de armas es un salto adelante que debe servir para que la ciudadanía, hasta ahora tan apática, gane confianza. Cuando el próximo martes concluya esta primera fase del desarme, arrancará la segunda, que es la ubicación y el desmantelamiento de cerca de 900 caletas con armamento de diverso tipo, las cual deberá culminar el 1º de septiembre. Paralelamente se debe definir la entrega por parte de las Farc del listado de los bienes y activos, destinados a la reparación de las víctimas y, en una mínima parte, para proyectos productivos en el proceso de reintegración.

Por Redacción Politíca

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