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Todavía no se reconoce el trabajo de los defensores de DD. HH.

Petter Wille, quien participó en la elaboración de la Declaración, revela la manera en que algunos países quieren restringir la labor de estos actores fundamentales para las democracias en el mundo.

Gloria Castrillón / @glocastri
13 de diciembre de 2018 - 11:19 a. m.
Petter Wille es un abogado noruego que participó en la elaboración de la Declaración sobre Defensores de Derechos Humanos de la ONU. / Óscar Pérez
Petter Wille es un abogado noruego que participó en la elaboración de la Declaración sobre Defensores de Derechos Humanos de la ONU. / Óscar Pérez
Foto: OSCAR_PEREZ

Hace 20 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad la Declaración sobre los Defensores de los Derechos Humanos, a pesar de la fuerte oposición de países como Rusia, Cuba, Egipto, Siria y Libia. Y, como si el mundo no hubiera cambiado en estas dos décadas, esos Estados siguen intentando poner frenos o restricciones al reconocimiento y la protección de quienes defienden los derechos colectivos e individuales.

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La historia de esta declaración comenzó en 1980, con un documento aprobado en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Pero fue en 1986 que se creó el grupo de trabajo liderado por Noruega, Canadá, Australia, entre otros, que culminó con la firma el 9 de diciembre de 1998. Colombia, aunque no fue un Estado muy activo en este proceso, sí fue parte de esta construcción, con la realización en Bogotá, en mayo de 1996, de una reunión de organizaciones no gubernamentales que dio impulso y recomendaciones para el documento final.

Petter Wille es abogado, preside el Instituto Noruego de Derechos Humanos, participó en el grupo de trabajo que elaboró la Declaración y está en Colombia para la conmemoración de esta fecha. En conversación con Colombia 2020, cuenta algunos detalles inéditos de cómo lograron vencer la oposición de los países que aún hoy se niegan a reconocer la categoría de “defensores de derechos humanos”.

¿En qué contexto mundial se comenzó a elaborar la declaración sobre defensores de derechos humanos?

En los años 70 y 80 pasaron muchas cosas positivas en la ONU: se firmaron los pactos de derechos civiles en 1976, se adoptó la Convención contra la Discriminación de las Mujeres, la Convención contra la Tortura y la Convención sobre los Derechos de los Niños.

¿Qué problemas afrontaron?

Era 1986, un ambiente de Guerra Fría, así que los países del Este no reconocían que el individuo era sujeto en la ley internacional. Hay una declaración de la República Democrática Alemana que decía: “La cuestión del individuo debe considerarse en principios como la igualdad soberana de los Estados y la no injerencia en sus asuntos”. Esa era una perspectiva en la que los derechos humanos se consideraban un asunto entre Estados y no entre individuos y el derecho internacional. Cuando esto se empezó a superar, estuvimos inmersos en un conflicto Norte-Sur, y Cuba fue muy activa haciendo la oposición.

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¿Por qué no se creó el concepto de defensor de derechos humanos?

Los países que no gustaban de la Declaración no querían que se usara esa palabra, así que se tuvo que construir un título oficial un poco largo: “Declaración sobre el derecho y deber de los individuos, los grupos y las instituciones de promover y proteger derechos humanos y libertades fundamentales reconocidos universalmente”, pero siempre hemos utilizado la expresión defensores de derechos humanos. Le cuento un detalle, en la última reunión del grupo de trabajo contábamos con un borrador que tenía la expresión “todos los derechos”, pero Egipto, Rusia, China y Cuba pidieron cambiarla por “reconocidos universalmente”.

¿Por qué?

Porque Egipto no considera universalmente reconocidos los derechos de la población LGBTI. Cuba y otros países no han firmado convenciones sobre pena de muerte o tortura, por ejemplo. Por eso la expresión “defensores de derechos humanos” no aparece ni en el título ni en el texto. En el cuerpo de la Declaración se explica la actividad. Puede que esta sea una debilidad, pero hoy la mayoría de países y ONG la utilizan, ya hay un relator y la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos la usa.

¿Cuáles fueron los otros temas que hicieron difícil la firma de la Declaración?

La financiación por parte de fuentes extranjeras para las ONG de derechos humanos. Cuba, por ejemplo, estaba en contra porque consideraba que estas organizaciones recibían dinero de Estados Unidos para patrocinar grupos opositores a su gobierno. Otro punto difícil de conciliar fue el tema de la prevalencia de la ley nacional sobre la ley internacional. Países como Egipto, China, Rusia y Cuba consideraban que la Declaración debía imponer a los defensores el deber de respetar la ley sin reconocer los principios de la Carta de Naciones Unidas. Cuba, por ejemplo, dijo que solo reconocía el derecho de un individuo a defender sus propios derechos, pero no los de otros.

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¿Y cómo lograron conciliar?

El último día de deliberaciones tuvimos una pausa larga y de pronto China dijo que no sería un obstáculo, que no iba a bloquear la Declaración, pero que no la apoyarían. México, que al comienzo estaba bloqueando, cambió ante una denuncia que hizo Amnistía Internacional, porque les convenía mantener una buena reputación. Siria también estuvo bloqueando, pero no teína mucha fuerza en la ONU. Al final, Cuba se quedó solo en su oposición. Se dice que en un momento Nelson Mandela llamó a Fidel Castro para que aceptara el tema de la financiación internacional. Al final, la Declaración fue adoptada por unanimidad en la Comisión y en la Asamblea General. Pero inmediatamente después de la adopción, Egipto tomó la palabra a nombre de 26 países de Oriente Medio criticando muchos puntos de la declaración. Luego Libia, que nunca participó en el grupo de trabajo, hizo una intervención rechazando la Declaración.

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Hoy, 20 años después, ¿hay más consenso sobre esa declaración?

Sí, pero la interpretación es diferente. Cuba, sobre el artículo 3, dice que la legislación nacional es el marco jurídico de aplicación de la Declaración. En los otros países se refiere a “la legislación nacional en consonancia con la Carta de Naciones Unidas”. Cada vez que se discuten las resoluciones en la Asamblea General, Rusia o Egipto siguen intentando restringir y debilitar los alcances.

¿Qué aportes ha hecho la declaración?

Cada dos años, la Asamblea General emite resoluciones. El año entrante se prevé que será para los defensores de los derechos del medioambiente. El nombramiento de un relator en el año 2000 fue muy importante, hay relatores en la Unión Africana, en el Sistema Interamericano, la Oficina del Alto Comisionado tiene un trabajo especial con los defensores.

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¿Qué problemas hay hoy?

Un informe del relator dice que en países europeos hay muchas trabas para que las organizaciones defensoras de derechos humanos consigan financiación, otros tienen reglas difíciles para registrar las ONG, en Rusia es muy difícil organizar protestas y manifestaciones. El informe dice que en muchos países los gobiernos no escuchan a estas organizaciones, no hay canales de comunicación. Pero lo más dramático es el aumento de la violencia contra los defensores en el mundo. Hay una fuerte estigmatización en su contra, las fuerzas del orden cierran los ojos ante los ataques y amenazas que sufren.

Por Gloria Castrillón / @glocastri

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