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Haciendo País

La paz desde las emisoras comunitarias

El punto 2 de los acuerdos de La Habana habla de fortalecer las emisoras comunitarias para que contribuyan a la paz y la convivencia, pero estas historias demuestran que hace 18 años, cientos de radialistas lo vienen haciendo en medio del conflicto. Voces de resistencia.

Gloria Castrillón / @glocastri
22 de agosto de 2016 - 02:26 a. m.
En 1998 se entregaron las primeras licencias para las emisoras comunitarias en Colombia.  / / Cortesía
En 1998 se entregaron las primeras licencias para las emisoras comunitarias en Colombia. / / Cortesía

La voz de las comunas

Por Dione Patiño 
LA ESQUINA RADIO,  MEDELLÍN

“La Esquina nació hace cinco años, sabíamos que nuestras audiencias estarían en la periferia de las comunas de los estratos más bajos de la ciudad. Para encontrar el camino, la corporación Palco fue la primera en América Latina en hacer un estudio de audiencias antes de salir al aire. Teníamos una fortaleza, ya trabajábamos con grupos de mujeres, niños, promotores de cultura, entonces les preguntamos qué querían escuchar y encontramos tres cosas: Que la gente rechazaba el formato tradicional donde una persona que se considera experta en algo va una hora a la emisora y les dice qué hacer; que había que hacer una radio que hablara menos y que escuchara más; y que debíamos hablar en un lenguaje esperanzador y no violento, distinto al de la radio comercial que habla de lo escandaloso y lo morboso.
Entonces, en lugar de poner una sicóloga a hablar durante una hora para decirles a las mujeres que no dejen solos a sus hijos porque pueden irse a la calle y caer en la drogadicción, nosotros contamos la historia de las mujeres que llegaron desplazadas a la ciudad con sus hijos porque les habían matado a sus maridos en la guerra y debían dejar a sus hijos con otras mujeres del barrio para buscar el sustento.
Hacemos una radio sin intermediación, sin locutor. Las historias están narradas en primera persona por los protagonistas. Basados en el concepto científico de que el cerebro se concentra por períodos de tres minutos, hacemos productos radiales de tres minutos, mezclados con música. Los géneros musicales que ponemos también salieron del estudio de audiencias: salsa, rap y música urbana. Para dar la hora utilizamos una campaña y es la gente en la calle la que da un mensaje y la hora.
No hay programas, sino franjas. Cada una tiene un coordinador que no es periodista, sino un conocedor del tema. Por ejemplo, “Doblando la Esquina”, dedicada a la diversidad sexual, lo dirige una persona gay, pero con el mismo esquema de tres minutos de testimonio y luego música. También tenemos “La Esquina Hip Hop,” donde los artistas presentan sus producciones; “Historias Golosas”, en la que niños y niñas escriben o dibujan historias y luego las cuentan como radioteatro.
El estudio está en la Comuna 9 en la parte alta de Villahermosa, pero por el problema de las fronteras invisibles no todos pueden ir a la radio, entonces la radio va a la gente. Las historias se cuentan desde la calle, transmitimos en directo a través de Skype. Somos constructores de paz porque contamos las historias tal y como son, utilizamos un lenguaje esperanzador y la gente ve que vale la pena acceder a la ley, ser buen vecino, que los ciudadanos tienen derechos y deberes.
Usamos la radio para hacer procesos pedagógicos, detrás de cada franja hay un colectivo, que a través de talleres produce los programas. Usamos la radionovela, el radioteatro o los cómics para hacer denuncias. Nos hemos parado en la mitad de la frontera invisible de la Comuna 13 como una acción de resistencia”.
 
Una historia de resistencia
 
Por Víctor Pantoja
SR STÉREO, TIERRALTA, CÓRDOBA
“Hice parte del grupo de muchachos que buscó el apoyo de las veredas para conseguir la licencia, en 1998. Yo quería ser sacerdote, trabajaba con la parroquia y la Casa de la Cultura. Queríamos hacer una radio comunitaria porque sentíamos que no todo el mundo tenía acceso a una emisora comercial, porque eran solo para las personas pudientes. Debía ser complemento del trabajo de la Casa de la Cultura.
Llevo 35 años trabajando con la Casa de la Cultura, 16 años de hacer radio y dos como director de la emisora. Soy ingeniero agroforestal y por unos cursos que hice en el campo me marginé de la emisora tres años, que me sirvieron para hacer un diagnóstico sobre qué querían escuchar las comunidades. La conclusión fue que la gente necesitaba más participación. Llevé el diagnóstico y me nombraron director de la emisora.
El bachillerato por radio nació así: Un día buscamos a los profesores del colegio para que dieran una clase de biología, sociales o matemáticas. La intención era ocupar unos espacios libres, la clase estaba hecha para que le llegara a cualquier persona. Luego dábamos clases presenciales los sábados como refuerzo. Un día el padre Jorge Uribe nos sorprendió con una noticia. “Nos metimos en la grande”, nos dijo. “Estoy haciendo convenio para que nos den lo de Sutatenza”; nadie entendió de qué se trataba. ¡Era el banco sonoro del bachillerato por radio y los libros! Nos llegaron nueve toneladas de libros, en un avión Hércules. De eso hace doce años. Los profesores nos ayudaron a organizar los programas, fue un éxito. Duramos cinco años emitiendo el bachillerato y sacamos nuestra primera promoción. Llevamos catorce años formando a adultos, reinsertados, campesinos, jóvenes.
Por el conflicto nos tocó volvernos neutros. Nos tocó vivir la presencia de guerrilla, luego la entrada de las autodefensas, que mataron al padre Sergio Restrepo en el atrio de la casa cural. Él fue fundador de la Casa de la Cultura. Ese día, el 1 de junio de 1989, a las seis de la mañana mataron a un conductor de carros veredales; a las 12 del día mataron a un tendero frente a mi casa; y a las 6 de la tarde mataron al padre Sergio.
Fue muy duro, era mi mentor, mi tutor, mi consejero espiritual, luego se supo que fue una orden de Fidel Castaño. Fue muy difícil ese conflicto, las muertes selectivas y luego vivir la actuación de las bacrim. A nosotros nos ha salvado que hacemos radio para la comunidad, que manejamos el lenguaje adecuado. He sentido miedo, pero creo que no me hicieron nada porque me han conocido como promotor de la cultura, dirijo el Museo Zenú, soy músico.
Después de la muerte del padre Sergio, entendí que el sacerdocio no era lo mío, que si me iba al seminario, el legado de la Casa de la Cultura y del Museo se perdería, decidí quedarme. Yo soy un constructor de paz porque hace muchos años aporto a la educación y a la cultura en todas sus manifestaciones. La emisora es un puente con la comunidad, se construye democracia porque cada vez que abrimos los micrófonos, estas comunidades dicen que quieren trabajar por la paz.
Hemos acompañado a la población de la vereda Gallo, donde se hará la concentración de las Farc. Es una comunidad con muchas necesidades, pero se visualiza como territorio de paz. Las Farc han hecho pedagogía, les han explicado cuántas personas estarán y cómo funcionará la zona, el alcalde solo estuvo el día de la verificación. Vamos a vigilar que el compromiso entre el Manteco, comandante de esa región, y el alcalde se cumpla, que la comunidad se sienta respaldada por la institucionalidad y que reciban la inversión que necesitan: el colegio no está en buenas condiciones, no hay puesto de salud ni infraestructura”.
La lucha de un pueblo por tener su propia emisora

Por Yoiner Palomeque
VIGÍA STÉREO, VIGÍA DEL FUERTE, ANTIOQUIA

“La emisora existe hace cinco años. Nació como una iniciativa de la alcaldesa Miriam del Carmen Serna y un grupo de jóvenes que le propusimos comprar los equipos. Ya veníamos emitiendo con un transmisor hechizo. Antes existió otra emisora, pero por la violencia desapareció.

Esa primera emisora la coordinaban dos personajes del pueblo, Chucho y Arley Asprilla, ellos entregaban su trabajo voluntario. Desde niño soñé con ser locutor; me metía al estudio, quería mirar, pero no me dejaban tocar nada, porque el LP o el CD se dañaban. Yo miraba desde la ventana y me repetía que algún día iba a ser locutor. Esa emisora era el único medio local, de vez en cuando si usted ponía una antena larga se escuchaban las cadenas nacionales. La emisora funcionaba en un segundo piso en la casa de un señor que prestó la piecita para ponerla. Prendían una plantica para emitir por raticos, pero si la gente aportaba para el galón de gasolina, pues había emisora para rato.

Todo empezó con una incursión del Eln en 1995, asesinaron a un policía en la antigua escuela. Los policías habían llegado a la escuela porque no tenían comando y porque las clases estaban suspendidas por los rumores de violencia. Después llegaron las autodefensas, había mucho temor, desplazamiento, amenazas, la gente era sacada de sus casas. Tú preferías emborracharte para dormir, era la única forma de no escuchar que se llevaron a fulano o sacaron a zutano.

A principios del 2000 hubo un combate entre las AUC y la policía, porque cambiaron al comandante de la policía y ese sargento les exigió que salieran del pueblo, y ellos no hicieron caso. El enfrentamiento empezó como a las siete de la noche; los “paras” se salieron del pueblo y los muchachos de la emisora se fueron amenazados. La guerrilla se tomó los equipos y montó Conga Stéreo. La señal era buena, invitaban a unirse a las filas, saludaban a la gente del pueblo. No había más que escuchar, ponían música guerrillera y de otros artistas. Así fue hasta 2002.

Ese año hubo una incursión paramilitar en Vigía del Fuerte por parte del bloque Élmer Cárdenas, con el comandante Camilo. Entraron de forma pacífica, no hubo violencia como en el 95. Me acuerdo que estábamos en misa cuando llegaron, pero no dispararon, ordenaron reunir al pueblo y explicaron que no nos pasaría nada. Leyeron un listado de personas: “tal persona tiene un hijo guerrillero, pero no vamos a proceder; sabemos que fulano de tal roba, pero no vamos a proceder, les recomendamos cambiar y mejorar…”. La gente no les creyó esa carreta.

Luego vino la retoma de Vigía del Fuerte por parte de las Farc. Llegaron a las 6:10 de la mañana del 1 de mayo de 2002, en los enfrentamientos falleció el comandante Camilo. La autodefensa combatió todo el día y perdió, aunque resistió porque eran muchos más guerrilleros. El 2 de mayo se salieron del pueblo para Bellavista. Nosotros armamos una comisión, íbamos a pasar por el río para ver cómo estaban allá. Yo trabajaba con un grupo de jóvenes con Unicef y tratamos de pasar en una lancha, pero no valió la bandera blanca, ni de la ONU ni insignias de la Cruz Roja, nos dispararon, íbamos con el cura y nos devolvimos. A las 11:20 escuchamos el estruendo del cilindro, después nos autorizaron para pasar, pero ya era tarde, ya venía la gente herida.

Después entró el ejército para tomarse el lugar, desapareció Conga Stereo y nos volvimos a quedar sin emisora, hasta finales del 2003 que llegó un buque de la Infantería de Marina y transmitía mientras recorría el río. Cuando se iba nos quedábamos sin emisora, cuando volvía se nos alegraba la vida.

Ahí fue que buscamos un transmisor hechizo, hasta que en 2010 la alcaldesa compró los equipos, pero se necesitaban una cantidad de plata y de trámites, entonces empezamos a tirar música las 24 horas, pero no identificábamos la emisora por miedo a que nos cerraran. Hicimos los trámites para la licencia, mientras unos amigos nos enseñaron a transmitir online. Ahora tenemos www.vigiaestereo.com, estamos en play store, en Facebook, en Twitter y la frecuencia en FM. Nos escuchan en todo el casco urbano nos escuchan en Bojayá, en el río Aquía, donde habrá punto de concentración.

Tenemos un programa que se llama “Hablemos de paz en Vigía”. El otro día, mientras entrevistaba a una persona, me llegó tanta gente que quería hablar, que me tocó abrir los micrófonos y estuvimos de 3 a 6 de la tarde. Tenemos un espacio que se llama “Atrateando las etnias”, sobre las costumbres ancestrales; tenemos un programa para los emberas, ellos lo hacen en su lengua. Los estudiantes más adelantados tienen su programa para ayudarles a los que están más quedados”.

Por Gloria Castrillón / @glocastri

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