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“La Academia debe transformarse para aportar a la paz”

Camilo Borrero García,  coordinador ciéntifico del Instituto Colombo-Alemán para la paz habla de los desafíos que vienen para este proyecto y de cómo piensan vincular estudiantes que quieren investigar temas de paz.

Natalia Herrera
13 de enero de 2017 - 01:38 a. m.
Camilo Borrero, coordinador científico del Instituto Colombo-Alemán para la Paz. /  / Mauricio Alvarado
Camilo Borrero, coordinador científico del Instituto Colombo-Alemán para la Paz. / / Mauricio Alvarado
Foto: MAURICIO ALVARADO

Abogado con doctorado de la Universidad Nacional de Colombia, profesor titular y activo miembro del Centro de Pensamiento y Seguimiento a los Diálogos de Paz de la misma universidad. Camilo Alberto Borrero García es, además, uno de los académicos que más han investigado sobre justicia étnica en el país. Por eso no es fortuito que sea el encargado de coordinar en Colombia el proyecto del Instituto Colombo-Alemán para la Paz (Capaz), cuya apuesta está en las regiones que hoy empiezan a experimentar la implementación del acuerdo de La Habana.

¿Cuál es la importancia de un instituto como este para Colombia hoy?

El Instituto es una iniciativa que busca aportar al proceso de paz, desde las funciones propias de la Academia, que son la investigación, la docencia y eventualmente la consultoría o extensión. En ese sentido, su cometido va de la mano con el Acuerdo de La Habana, y si la paz busca ser territorial, el Instituto debe ser territorial. En esa medida, todas las universidades que estamos en el consorcio, la Nacional, el Externado, los Andes, la Javeriana y el Rosario tenemos que hacer transformaciones importantes si queremos apoyar este proceso de paz.

Mencione una de las tareas pendientes de las universidades en las regiones.

Son muchas. En este país, donde más se necesitan universidades es donde menos hay. Y se ha presentado que las pocas que hay tienen enormes dificultades para responder a los retos de esas mismas regiones, cuando no han sido cooptadas por el clientelismo o el paramilitarismo, como sucedió en épocas anteriores. Por eso queremos acercarnos a las regiones de una manera realista. Por eso quizás una de las expresiones que más han cobrado sentido en ese proceso es que somos un núcleo que quiere ir sumando a otras universidades públicas y privadas del país.

¿Cómo aterrizar eso en el territorio?

Llevando proyectos piloto o fortaleciendo investigaciones o investigadores en las regiones, para que poco a poco lleguemos a investigaciones de nivel doctoral, que sustenten la necesidad del país en temas de construcción de paz, verificación y sostenibilidad del Acuerdo de Paz. En términos investigativos, debemos aprovechar mucho más la experiencia internacional en estos procesos. Esa es la gran ventana y reto que plantea el instituto Capaz. Es por eso que este es un proyecto que no busca fortalecer a las universidades sino la capacidad de esas universidades para contribuir a la construcción de paz en las regiones.

¿Qué entiende por justicia agraria?

Está mencionado en un párrafo de los Acuerdos de Paz. Pero los problemas sobre la tierra son enormes,  derivados de la guerra, la expropiación etc. Por eso hay que pensar en estructuras de justicia mucho más comunitarias ante la debilidad de la oferta institucional. Esto está por construir. Esperamos este desarrollo para que la ley que eran los actores armados ilegales en muchos territorios sea remplazado por una presencia estatal y local que evite nuevos focos y violencias.

¿Cuándo tendremos la primera buena noticia de los alcances del Instituto?

Nosotros estamos dispuestos a comenzar ya. El consorcio de universidades, que está pensado para 10 años, ya empezó a buscar proyectos y experiencias piloto en curso y espera tener definidos a final de este año varios de ellos en región. Eso tiene que ver con desarrollo agrario, proyectos de reinserción, generación de empleo, fortalecimiento de la sociedad civil, etc. Este es un proyecto que busca movilidad; que estudiantes alemanes y colombianos puedan investigar estos temas.

Hoy, si un estudiante del Chocó quiere hacer una maestría en el tema, debe desplazarse.

Así es, deben hacer mil piruetas. La idea es que el instituto Capaz le permita a ese estudiante investigar en su región y para su región, con el apoyo de nuestras universidades, universidades alemanas y el Estado colombiano.

Por Natalia Herrera

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