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En busca del cese bilateral al fuego con el Eln

Delegados del Gobierno y la guerrilla trabajan en un acuerdo que permita decretar un cese al fuego bilateral para la llegada del papa a Colombia.

Alfredo Molano Jimeno / @AlfredoMolanoJi
23 de agosto de 2017 - 02:00 a. m.
Delegados de paz del Eln reciben camisetas simbólicas de la Federación Internacional de Prensa de los Pueblos (FIPU). / Gustavo Montoya
Delegados de paz del Eln reciben camisetas simbólicas de la Federación Internacional de Prensa de los Pueblos (FIPU). / Gustavo Montoya

El lunes se inició la cuarta semana de trabajo en el tercer ciclo de negociaciones entre el Gobierno y el Eln. Y serán cinco días intensos de diálogos, pues el reloj avanza y las partes aún no consiguen un consenso sobre el cese bilateral al fuego, que se busca sea pactado como un mecanismo de construcción de confianza y gesto humanitario de cara a la visita del papa Francisco a Colombia, que se llevará a cabo entre el 6 y 10 de septiembre.

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Y a pesar de que el derrotero de este ciclo de conversaciones es claro, sellar un acuerdo para desescalar el conflicto, las posiciones entre la delegación de paz de la insurgencia y el Gobierno aún es grande. “Son más los desacuerdos que los acuerdos. En este momento estamos trabajando con las subcomisiones -la de participación de la sociedad y la del cese al fuego-, pero hasta el momento no se ha logrado avanzar”, detalló Consuelo Tapia, delegada de paz del Eln, durante el tercer encuentro de medios independientes reunidos por la Federación Internacional de Prensa de los Pueblos (FIPU).

En dicho taller, que se realizó entre el 18 y 21 de agosto en Quito, los plenipotenciarios de la guerrilla dieron cuenta detallada del estado de la mesa de conversaciones. Explicaron, por ejemplo, que hasta el momento se pactaron 16 audiencias preparatorias que servirán de insumo para desarrollar el mecanismo de participación de la sociedad en la discusión de los puntos de la agenda de negociación. También se explicó que ya está listo un protocolo de comunicación y pedagogía de paz que compromete a las delegaciones de paz.

“El atranque es que lo acordado no empieza a implementarse. Ni el desminado, ni la participación de la sociedad, ni el espacio de comunicación y pedagogía se han puesto en marcha, porque el Gobierno habla de un paquete de acuerdos que incluyan el cese al fuego. Pero la temporalidad y las condiciones de este último son el obstáculo”, comentó la mujer negociadora de la insurgencia. Y agregó que para el Eln es claro que este sería un cese bilateral temporal que no corresponde al quinto punto de la agenda, sino que se daría de manera excepcional por la llegada del papa Francisco a Colombia.

Según la negociadora de la guerrilla, el Gobierno plantea que hay que definir la localización de las unidades insurgentes, el conteo de armas y una serie de aspectos que son parte del punto fin del conflicto. “A cada avance el Ejecutivo presenta un nuevo condicionamiento. Dejando de lado el principio de la negociación y de que las partes llegamos como iguales a la mesa. Nos quieren cambiar arena por oro. Cuando hablamos de cese lo hacemos como un gesto humanitario, pero ellos quieren que sea definitivo”, añadió Carlos Reyes, quien forma parte de la submesa de medidas humanitarias que discute el cese al fuego.

Reyes, un tolimense de posiciones recias, puntualizó que cada delegación ha presentado cinco condiciones mínimas para acordar el cese. “Nosotros hablamos de parar el asesinato de líderes, el desmonte del paramilitarismo, una reforma carcelaria, entre otras. Ellos nos piden la desaparición del secuestro, pero aquí hay cosas que se deben evaluar. No tenemos problema con suspender esta práctica, pero se tiene que tener en cuenta que las zonas de guerra, donde nosotros estamos, pues tenemos que tomar medidas preventivas cuando llega alguien ajeno a la comunidad. Retenerlo mientras se le pregunta qué busca, eso por poner un ejemplo”, explica.

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Por su parte, el jefe negociador del Eln, Pablo Beltrán, es enfático en que el problema no es que no haya acuerdo en el interior de la guerrilla de su decisión de paz. “Todo lo que hemos acordado en la mesa lo hemos cumplido. La mayoría de extracciones, liberaciones y otros tipos de acciones humanitarias se han hecho en Chocó, donde precisamente dice el Gobierno que no están de acuerdo con el proceso. Lo histórico aquí es que por primera vez en la historia del Eln hay un consenso de pactar el cese bilateral. No tenemos ninguna duda. Estamos trabajando con toda nuestra fuerza para pactar el cese y somos optimistas. Creemos que lo vamos a lograr”, señala Beltrán.

Por eso, durante toda la semana, las delegaciones de paz estarán dedicadas de lleno a construir un acuerdo que permita recibir al máximo jerarca de la Iglesia, Francisco I, quien ha sido un activo defensor del proceso de paz, con una buena noticia. Que la última guerrilla viva del continente y el Estado colombiano han encontrado caminos de entendimiento, y la mesa de Quito avanza en silencio, pero con buen paso hacia el cierre definitivo del conflicto armado colombiano. Y es tanta la intención de enviar un gesto humanitario, que incluso existe la posibilidad de que el Eln decrete, desde el 3 de septiembre, un cese unilateral ofensivo por dos meses, mientras el Gobierno responda con la suspensión de los bombardeos aéreos, tal y como ocurrió en el proceso de paz con las Farc en marzo de 2015. Amanecerá y veremos, como dice el refrán popular.

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Por Alfredo Molano Jimeno / @AlfredoMolanoJi

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