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El teatro, otra forma de escuchar a los desplazados del Pacífico

La obra teatral “Cuadros de la Insignificancia” se posesiona en el Valle del Cauca como un proceso comunitario de memoria y reparación simbólica para comunidades desplazadas por la guerra.  

Jefferson Montaño Palacio / @PCoes
16 de junio de 2016 - 05:39 p. m.

“A quienes descubriéndose en ellos, con ellos sufren, con ellos luchan”, Paulo Freire.

El teatro como plataforma de ensayo para la transformación social y para la restauración del diálogo entre los seres humanos. Estos son los dos principios del Teatro del Oprimido que guían esta propuesta de artes escénicas para escuchar y hablar con los afrodescendientes desplazados del Pacífico colombiano que hoy habitan la capital del Valle del Cauca, Cali. Una práctica artística y pedagógica con la ética y la solidaridad como base. Una forma distinta de entender esta modalidad de las artes escénicas que salta a la luz para darle voz a los que no la tienen: las víctimas del conflicto armado interno.

En su libro “Pedagogía del Oprimido”, el maestro Paulo Freire dice: “A los desharrapados del mundo y a quienes, descubriéndose en ellos, con ellos sufren, con ellos luchan”. Sobre esta metodología se ha venido trabajando con la Asociación de Afrocolombianos Desplazados (AFRODES), que hace presencia en 28 departamentos y trabaja articuladamente con más de 130 organizaciones de poblaciones afrocolombianas víctimas en todo el país. Santiago de Cali hace parte de este proceso por ser una ciudad receptora de un importante número de personas desarraigadas del Pacífico colombiano, las cuales están asentadas en las comunas 13, 14, 15 y 21, en el Distrito de Aguablanca.

En esta ocasión, con las personas pertenecientes a AFRODES capitulo Cali, creamos el proyecto “Cuadros de la Insignificancia”, donde se permite pensar, a través del teatro, el posconflicto como una oportunidad de reconciliación que va más allá de los diálogos de paz con las Farc.

En el marco del Día Nacional de la Solidaridad con las Víctimas en Colombia, el pasado 09 de abril estrenamos esta obra en el teatro municipal de Cali y en la Fiesta de las Lenguas en la Feria del Libro 2016. El Ministerio de Cultura nos vinculó a una agenda que busca visibilizar y reconocer procesos comunitarios de memoria y reparación simbólica, y que involucra a personas víctimas del conflicto.

De esta manera, “Cuadros de la Insignificancia” es una puesta en escena en la que participan veinte actores naturales; entre niños, jóvenes y adultos mayores pertenecientes a AFRODES, y siete personas que hacemos parte de la producción general de apoyo al proceso formativo y de creación comunitaria.

La obra es el resultado de creación con comunidades víctimas del conflicto de los departamentos de Cauca, Valle, Nariño y Chocó, quienes fueron desplazados por la violencia y actualmente viven al oriente de la ciudad de Cali.

Durante el proceso, realizamos trabajo de campo y a través del diálogo grupal cada uno de los participantes contó sus experiencias y vivencias a partir de la guerra, un proceso de acercamiento íntimo, denso, en el que nos compartieron cada una de las fatídicas experiencias que los sacaron de su cotidianidad, que irrumpieron con su universo, desarraigándolos de sus costumbres y de sus dinámicas de vida. Este proceso fue llevado a cabo como ejercicio interno de concientización y desmitificación del conflicto so pretexto de establecer el punto de vista para plasmarlo y reflejarlo en esta puesta escénica.

El teatro del oprimido es un método teatral que se basa en la concientización y el reconocimiento del individuo y un conflicto. Busca posibles soluciones a diversas problemáticas sociales y para ello su formulador, Augusto Boal, lanza una premisa fundamental por medio de un juego de palabras, Espec-actores. Es una forma de vincular al espectador u oprimido al ejercicio de la representación de su propio conflicto: “…todos los seres humanos son actores porque actúan, y espectadores porque observan…”

Finalmente, “Cuadros de la Insignificancia”  recoge algunos puntos de los diálogos de paz que se discuten en La Habana, Cuba, donde nuestra premisa es construir de manera distinta, un compromiso para seguir educando a seres humanos capaces de transformar sus historias de vida, su memoria y sus formas de subsistencia en favor de una población segregada por décadas. Por eso, esta obra teatral, que dura 50 minutos bajo la dirección de Eder Montaño Flórez y Jefferson Montaño Palacio, relata las peripecias de familias y pobladores del Pacifico colombiano, a quienes el conflicto armado los condujo a desplazarse hacia la urbe a sortear nuevos éxitos, desamores y fracasos.

Por Jefferson Montaño Palacio / @PCoes

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