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El museo de Ecopetrol que le apuesta a la construcción de memoria

Con una exhibición de 20 relatos de trabajadores de la empresa más importante del país, la compañia quiere dignificar las historias de personas que han sido víctimas directas o indirectas del conflicto armado. Hoy buscan recursos para visitar otras partes del país.

Nicolás Sánchez A. / @ANicolasSanchez
11 de diciembre de 2016 - 02:09 p. m.
El Museo de Relatos de Memoria de Ecopetrol está buscando alianzas para ir a otras regiones del país / Centro Memoria, Paz y Reconciliación
El Museo de Relatos de Memoria de Ecopetrol está buscando alianzas para ir a otras regiones del país / Centro Memoria, Paz y Reconciliación

Las empresas son un escenario primordial en donde la paz tendrá que aterrizar más pronto que tarde. “A veces pensamos que la construcción de paz es solo en los territorios y el 2 de octubre (día en el que se adelantó el plebiscito para refrendar los acuerdos entre el gobierno y las Farc) nos dimos cuenta que la gente de las ciudades está muy desconectada”, dice María Fernanda Perdomo, profesional de derechos humanos en Ecopetrol.

Con los ojos puestos en la construcción de un nuevo país y en la búsqueda de la reconciliación en el ámbito empresarial, Ecopetrol creó el Museo de Relatos de Memoria. Una iniciativa que consiste en la exposición de 20 relatos construidos por parte de los trabajadores, contratistas, jubilados y personas de entornos cercanos de la compañía y que fueron víctimas directas o indirectas del conflicto armado. El resultado: los cuadros enseñan experiencias personales de los trabajadores del petróleo, teniendo en cuenta que no debían ahondar en las heridas del pasado ni señalar a los victimarios. Felipe Sánchez, investigador de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), acompañó el proceso y asegura que uno de sus objetivos es “generar una reflexión sobre el peligro que representa para una sociedad que la violencia sea algo cotidiano”.

El proyecto surgió en el marco de la Convención Colectiva de Trabajadores, Ecopetrol y la Unión Sindical Obrera (USO) en 2013. Ese año se tomó la decisión de empezar a trabajar en la memoria histórica en la región del Magdalena Medio. La empresa y el sindicato buscaron al Centro Nacional de Memoria Histórica (Cnmh) y entre las tres organizaciones planearon la construcción del centro de memoria histórica: un aporte a la paz. El primer paso que dio licencia para que al interior de la empresa se empezará a reconocer el valor de la memoria y de la dignificación de las víctimas.

Luego de esa experiencia es que nace el museo. Un espacio con historias de vida que no escapan de narrar el dolor del pasado, aunque reflejan la experiencia de las lecciones aprendidas en una guerra que está terminando. El experimento también intenta concientizar a los propios trabajadores de la compañía, pues al visitar el museo, han entendido que la guerra no se desarrolló en un país lejano, sino que a muchos de sus compañeros les tocó padecerla. 

En octubre de 2015 las personas del área de derechos humanos de Ecopetrol empezaron a estudiar diferentes iniciativas de memoria para extraer lecciones y plantear su metodología. A su vez, gestionaron los recursos en la presidencia de la compañía. Luego lanzaron una convocatoria para los empleados, jubilados y contratistas que quisieran participar.

En el momento en el que se desarrollaba la convocatoria, Omar Rodriguez, secretario de derechos humanos y paz de la regional Bogotá de la USO, vio en la iniciativa una posibilidad para visibilizar las caricaturas referentes a la paz que elabora desde hace 15 años. Él se comprometió a realizar un relato gráfico que hiciera parte de la exhibición. “Quise hacer parte de la iniciativa por mi convicción de paz”, cuenta Rodríguez.

Los participantes construyeron sus relatos, les pusieron su nombre y buscaron un objeto personal que fuera testigo de la historia. Perdomo, no solamente coordinó todo el proceso, sino que también participó con su historia. Su madre estuvo secuestrada durante casi 7 años por la guerrilla de las Farc. Ella vio en la decisión de contar su historia la posibilidad de generar empatía de parte de los trabajadores de Ecopetrol con las personas que han sido afectadas por la violencia.

El museo abrió sus puertas el 28 de septiembre pasado e inicialmente se ubicó en las oficinas principales en Bogotá. Por los pasillos por donde se exhibe una parte de la memoria de Ecopetrol en el conflicto, transitaron los trabajadores de la compañía quienes en un principio, aparte de la extrañeza natural que les generaba ver objetos nuevos apostados en las instalaciones, respondieron con apatía. Sin embargo, a medida de que conocieron que esos relatos habían sido elaborados por sus propios compañeros, el interés aumentó. “Uno siente una gran satisfacción por lo que significó el museo no solo en términos de iniciativa empresarial, sino de dignificación de las víctimas”, dice Perdomo.

Estas iniciativas, sin embargo, pueden ser entendidas por algunos sectores como un intento del sector empresarial por librarse de responsabilidades que puedan tener en hechos de violencia. En el año 2009 Rodrigo Pérez Alzáte, excomandante del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia, denunció en una audiencia de Justicia y Paz la colaboración de empleados de Ecopetrol a los paramilitares. Al preguntarle a Perdomo si el Museo busca de alguna manera limpiar la imagen de la empresa, asevera que el proyecto “no pretende esclarecer la verdad judicial, sino que es de carácter reconciliador y desde las perspectivas de construcción de paz”.

Mientras que el papel que ha jugado el sector empresarial en la guerra todavía está por develarse, iniciativas de construcción de paz como la de Ecopetrol empiezan a aflorar. Hoy el Museo de Relatos de Memoria se encuentra en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación en Bogotá. Por falta de presupuesto la exhibición no ha podido estar en ciudades distintas a la capital, pero el equipo que sacó adelante el proyecto está buscando alianzas para darle un carácter itinerante. Felipe Sánchez, el investigador de la FIP, anima a que la iniciativa se replique: “Este tipo de ejercicios también deben darse en ámbitos comunitarios e instituciones estatales. Estos procesos pueden generar reflexiones a nivel individual que terminen generando efectos colectivos de gran alcance”.

Por Nicolás Sánchez A. / @ANicolasSanchez

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