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“Después de 53 años de lucha y confrontación con el Estado, nosotros no solo aprendimos el arte de la guerra, sino que aprendimos muchas más artes, como la costurería, la fabricación de zapatos y de artesanías, y hoy, terminado el conflicto, empezamos a optar por nuevas economías”, dice Diego Beltrán, un joven fariano de 23 años, mientras muestra los pantalones y las botas “de combate” que elabora junto con otros chicos de las Farc para su comercialización.
(Lea: Miravalle y los proyectos productivos de "El Paisa")
Está sentado en un stand del pabellón 5 en Corferias. Detrás suyo hay un afiche con las palabras “Guevara Kild”. Así decidieron nombrar su proyecto productivo con el que quieren posicionar una marca de ropa y de artesanías hechas por las Farc. Por ahora, son diez jóvenes del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación de Vistahermosa (Meta) los que están empezando este modelo de negocio, nuevo para todos ellos, y seguramente para todos los excombatientes que se están reintegrando a la vida civil. Tienen planteado en el corto plazo llegar a los 50 integrantes y cubrir los 26 espacios que antes eran las zonas veredales.
“En las zonas rurales donde nosotros hemos hecho presencia, para que un campesino pueda adquirir una muda de ropa y un par de zapatos tiene que desplazarse hasta el centro poblacional más cercano. Eso le puede llevar mucho tiempo. En estos sectores marginados, que son también las 26 zonas en las que estamos, nosotros montamos negocios como este. En algunos hay misceláneas, en otros hay tiendas donde se venden los accesorios. En esas regiones, y sin competencia, son negocios que van a generar utilidades y beneficio para la población porque son productos mucho más económicos”, explica el joven excombatiente.
A Diego lo acompañan dos mujeres. Leidy Ordoñez de 28 años y Karol Roa de 21. Ellas también son de las Farc y al igual que él, militaban en el Frente 27.
Pie de foto: Además de la confección de ropa también hacen serigrafía y estampados con los logos y lemas de las Farc.
A los tres se les ve tímidos en ese pequeño stand donde organizaron los botones, llaveros, manillas y vasos estampados con las caras del ‘Che’ Guevara y Manuel Marulanda, también conocido como ‘Tirofijo’. “Es algo extraño, se siente nervios, como esa adrenalina de no saber cómo nos van a recibir y si nos van a aceptar o no”, confiesa Leidy, una de las encargadas de la confección de la ropa. Nació en Florencia (Caquetá) y entró a los 14 años a las Farc porque desde pequeña tenía la concepción de que el mundo no debería ser desigual. Así lo explica.
Pie de foto: Las manillas las hacen jóvenes de las Farc con heridas de combate.
Están en Corferias preparándose para una rueda de negocios con empresas públicas y privadas del país, para convencerlos de que auspicien y asesoren Guevara Kilds. Están también rodeados de otros jóvenes emprendedores de toda Colombia, que quedaron seleccionados para la feria XpojovenES 2017, una estrategia de Colombia Joven, que cuenta con el apoyo de Presidencia, para fortalecer e impulsar proyectos e iniciativas sociales juveniles.
Fueron ellos mismos los que se presentaron a esta convocatoria. La vieron por redes sociales, estructuraron el proyecto, lo presentaron y pasaron. Así, jóvenes que antes empuñaban fusiles en el monte ahora estaban en la ciudad, exponiendo frente a empresarios proyectos económicos para conseguir apoyo para su reintegración.
La ropa que está expuesta en su stand la aprendieron a confeccionar en medio de la guerra. Leidy habla de esto, pues en medio de las balas su labor también era coser y diseñar los camuflados, camisas y botas de sus compañeros.
“Yo aprendí porque nosotros teníamos sastrerías y cuando se lesionaba un personal lo enviaban allá y aprendía de los otros que ya sabían. A través de ellos uno aprendía a cortar, a pegar, a lo que le tocara hacer. Dependiendo la calidad de la tela así mismo es el precio”, dice Leidy.
Pie de foto: En medio de la selva, los integrantes de las Farc confeccionaban su propia ropa. Ahora la venden no solo para los excombatientes sino para los campesinos que viven cerca al ETCR de Vistahermosa.
En ese momento, Diego, quien alcanzó a hacer algunos semestres de Economía en la Universidad de los Llanos en Villavicencio, antes de entrar a las Farc a sus 17 años, aprovecha la ocasión para hablar de precios. Unas botas, “con el recosido hecho a mano y adaptada al terreno” las pueden vender en 80 mil pesos. Las botas militares, en 100 mil. Y las manillas están entre 10 mil y 30 mil pesos dependiendo del tamaño y el tiempo de hechura. “Las pepas de la manilla se meten una por una, esto puede llevar bastante tiempo, porque además las hacen muchachos que quedaron en condición de discapacidad por la guerra”, agrega.
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Los empresarios los escuchan
El primero en sentarse con ellos es Javier Díaz, representante de Adecco, una agencia de empleo también especializada en recursos humanos para empresas: “Me interesó el tema con los jóvenes de las Farc porque están buscando alternativas para salir adelante y un mejor futuro. Ellos tienen en este momento una visión de negocio y lo bueno es que con este pueden ayudar a gente que se ha visto afectada, que incluso está en condiciones de discapacidad”.
A lo largo de ese día, los tres jóvenes de las Farc tienen ocho citas en la rueda de negocios. Siete, con aliados del sector privado, entre ellos dos cajas de compensación y una entidad internacional, y otra con una institución del sector público.
Pie de foto: Cada empresa que decidía apoyarlos metía una moneda en esta alcancía de manera simbólica, para fijar su respaldo al proyecto.
“Algunos empresarios dijeron que no les llamaba mucho la atención porque el tema de las Farc todavía intimida. A otros les pareció interesantísimo porque creen que lo que se necesita es que el país les dé otras oportunidades para que ellos cambien el chip de la guerra por el de la legalidad. Ese es el tránsito que tenemos que hacer hacia la paz. Hay que cambiar los imaginarios”, destaca Juan Carlos Reyes, director de Colombia Joven.
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Al finalizar el día, las ocho entidades que les interesó conocer el proyecto Guevara Kild, se comprometieron a asesorar a estos jóvenes en los procesos de nómina y seguridad social y con la formación en emprendimiento y acceso a mercados. Su proyecto también fue incorporado a páginas de E-commerce para exportar productos a Estados Unidos. Por parte de XpojovenES y Colombia Joven recibieron un apoyo financiero, aunque se abstuvieron de revelar el valor.
Pie de foto: Después de una presentación de 15 minutos, Javier Díaz, de Adecco, sella su compromiso con Guevara Kild.
La imagen que Diego, Leidy y Karol reflejan es de persistencia, a pesar de que saben que la realidad como jóvenes excombatientes no es fácil. “Aunque en distintas zonas del país se ven arrestos y homicidios de nuestros compañeros, nosotros seguimos creyendo y apostándole a la paz. Por eso estamos en estos escenarios, demostrando que sí tenemos interés, que hay nuevas economías que se están abriendo y que la juventud tiene una participación protagónica en la construcción de la paz”, sentencia Diego, antes de comenzar la exposición de su proyecto con el siguiente grupo de empresarios.