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“Duque está cumpliendo al pie de la letra el guión del expresidente Uribe”: Pablo Beltrán

El jefe negociador del Eln reconoce la dura encrucijada en que está la mesa de diálogos. Sostiene que el Gobierno debe llevar sus exigencias a la negociación y que está  haciendo “trizas” la paz.

Alfredo Molano Jimeno / @AlfredoMolanoJi
30 de septiembre de 2018 - 02:00 a. m.
“Pablo Beltrán” es el jefe negociador del Eln en la mesa de La Habana, que instaló el anterior Gobierno. / AFP
“Pablo Beltrán” es el jefe negociador del Eln en la mesa de La Habana, que instaló el anterior Gobierno. / AFP

El presidente Duque insiste en que tiene voluntad de dialogar, pero sólo si liberan a todos los secuestrados y le ponen fin a las acciones criminales. Primero, ¿cuántas personas tienen en su poder?, y segundo, ¿cómo entienden la exigencia de poner fin a las acciones criminales?

Duque está cumpliendo al pie de la letra el guión del expresidente Uribe, de hacer trizar el proceso de paz. Para ello, en vez de nombrar su delegación de diálogo, todos los días se inventa una exigencia para hacerle al Ejército de Liberación Nacional. Es como cuando usted no quiere vender una casa, y le pone un precio altísimo para que nadie la compre. Le hemos dicho al Gobierno que todos los temas se pueden tratar, pero sentados en una mesa de negociaciones. Eso sí, seguimos sosteniendo que lo mejor es desarrollar las conversaciones bajo un cese al fuego bilateral pactado, como el que cumplimos entre octubre de 2017 y enero de este año.

No me dijo cuántos secuestrados tienen, porque el Gobierno habla de unas cifras y ustedes de otras...

Siempre al Eln le achacan todas las retenciones que ocurren en Colombia, pero los servicios de inteligencia del régimen —que son expertos— saben con exactitud cuáles son atribuibles a la delincuencia común y cuáles al Eln. Por ejemplo, de un caso del Chocó hemos hecho varias aclaraciones para que la familia sepa que no tenemos nada que ver, pero la propaganda oficial sigue incluyéndolo en las listas que les entrega a los medios de comunicación, con lo que evidencian una intención de confundir y no de esclarecer estos casos.

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¿Están ustedes dispuestos o no a renunciar al secuestro?

En la primera experiencia de cese al fuego bilateral de 101 días nos comprometimos a no hacer privaciones de la libertad por motivos del conflicto y todos nuestros frentes guerrilleros cumplieron totalmente este acuerdo. En un borrador de acuerdo para un segundo cese al fuego bilateral, que quedó redactado en un 90 % con el Gobierno anterior, volvimos a incluir en los protocolos la suspensión de privaciones de libertad.

¿Qué significa eso de “privaciones de libertad por motivos del conflicto”?

En el pasado cese al fuego bilateral pactamos que el Eln cesaba sus operaciones ofensivas, pero no las de seguridad y defensa, en los territorios donde se encuentra. En este marco, detuvimos a agentes de civil que realizaban actividades de espionaje para las Fuerzas Armadas; son detenciones temporales con fines de investigarlos. Estas son privaciones de la libertad por motivos del conflicto.

¿Que implicaría romper la mesa de diálogos?

El Partido Centro Democrático no se aguanta las ganas por sembrar la cizaña de la polarización y por enterrar lo avanzado en el proceso de paz con las guerrillas. Según ellos, lo hecho en este campo por el anterior Gobierno es malo y se han dado a la tarea de hacerlo trizas. Por esto buscan desconocer acuerdos anteriores y tratan de hallar una excusa para clausurar la mesa de conversaciones con el Eln. Si Duque rompe esta mesa, seguiremos impulsando, desde la sociedad civil, el que cumpla la palabra empeñada como Estado en materia de paz, para que retome los diálogos y cumpla los compromisos firmados con las Farc.

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¿Y qué están dispuestos a ceder como gesto de voluntad de paz?

Cuando una parte se sienta a una mesa de negociaciones es porque está dispuesta a ceder, a buscar líneas medias, para hacer posible llegar a acuerdos. La voluntad con que el Eln está comprometido es con terminar el conflicto armado y acordar transformaciones para una Colombia en paz y equidad; estos son los propósitos conjuntos que ambas partes, el Estado y el Eln, pactamos en la agenda de conversaciones firmada en 2016.

¿No sienten que se está agotando la posibilidad de encontrar una salida negociada al conflicto?

Por el contrario, ahora estamos más cerca de lograr una salida política para este conflicto, porque más de ocho millones de colombianas y colombianos han dicho que quieren una paz con cambios. Hoy la bandera de la paz está en manos de la sociedad, que está movilizada por una democratización del país, y si mantiene este esfuerzo, más pronto que tarde se convertirá en unas mayorías, que van a ser una presión histórica para las clases dominantes, que no quieren ceder ni siquiera una parte de sus privilegios y están cómodas con la guerra y la crisis en Colombia.

¿Cómo han visto la presencia de las Farc haciendo política legal?

António Guterres, el secretario general de la ONU, recientemente dijo que en Colombia “no se trata solo de consolidar el proceso de paz con las Farc, sino también de generar credibilidad a efectos de posibles negociaciones futuras con otros agentes armados”. Si observamos la falta de cumplimiento a lo acordado con las Farc y el asedio y hostigamiento del régimen contra el nuevo movimiento creado por los desmovilizados, tenemos que sacar una conclusión: el modelo de pacificación que aplican las élites es para desaparecer la guerrilla y para no dejarla llegar a ser un partido fuerte. Pese a estas adversidades, hay que persistir en el camino de la solución política aprendiendo de las lecciones del pasado.

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¿Lecciones como cuáles?

A Gustavo Bell, el último jefe negociador del Gobierno anterior, le propusimos que si pactábamos unas transformaciones para Colombia, el Estado debía firmar un compromiso explícito por ellas, pero manifestaron que no podían suscribirlo. También le propusimos adoptar un criterio de reciprocidad para el cumplimiento de los acuerdos, que implica que si el Estado cumple, presiona a la guerrilla a cumplir; pero si incumple, pierde autoridad moral para exigirle a la guerrilla que ella cumpla. Este criterio un día lo aceptaron, pero al día siguiente dijeron que no podían asumirlo. Esto ejemplifica cómo interiorizamos las lecciones de lo aprendido.

Por Alfredo Molano Jimeno / @AlfredoMolanoJi

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