Relato de Fernando Mesa, productor y guionista del corto Despojo de tierras, que participó en SmartFilms 2015.
El corto ´Despojo de tierras´ está basado en una historia real. Me la contaron unos campesinos de la zona rural de Tunja que sufrieron presión para vender sus tierras. El campesino que me lo contó, dijo que odiaba tanto al terrateniente que lo amenazaba que soñaba con matarlo, pero nunca lo hizo. Luego el hombre apareció muerto.
Cuando esuché sobre Festival SmartFilms me reuní con los intengrantes de Fundatron, la fundación que dirijo, y decidimos que esa era la mejor historia para contar en un corto de cinco minutos. Es una pequeña parte del conflicto armado, todos hablan de la paz pero a veces no se tiene en cuenta los microconflictos que suceden en el campo. Esas historias quedan guardas en los juzgados o ni siquiera salen de las veredas.
El cine tiene la ventaja de poder buscar y contar de forma llamativa esos acontecimientos. Por eso me enorgullece decir que aquí en Tunja se está formando un movimiento cinematográfico que está cogiendo más fuerza y Fundatron hace parte de él.
Grabar no fue fácil. Yo asumí todos los costos de producción que sumaron más o menos $2.000.000. Hicimos filmaciones en tres locaciones y eso implica comida, transporte y equipos. Rodamos por cuatro días. A veces perdíamos días porque llegábamos a la locación y empezaba a llover. Elegí a los actores de los grupos de teatro de Tunja. La mayoría de ellos lo hicieron gratis y eso alivió los costos. Grabamos el corto con un Sony Xperia Z3 y eso también abarató el proyecto.
El hecho de poder crear un video con pocos recursos impacta la vida de mucha gente, no solo los que lo graban sino todos los campesinos que se involucraron en la producción. Cuando terminamos volvimos a la vereda a mostrarlo y a todos les gustó. Hicimos un foro para que todos contaran lo que entendían con el corto y expresaran sus ideas. Ese es el poder de este arte.
A futuro me encantaría seguir haciendo cine. Tenemos un grupo consolidado de personas que tienen este mismo sueño y se atreven a seguir esta quijotada. Es un poco triste que el Estado no apoye tanto este arte pero eso no impide que sigamos soñando.