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Desplazados: extranjeros en su propia patria

Más de mil personas se han desplazado forzosamente en lo que va corrido del 2018 en Colombia. La problemática tiene en alerta a instituciones y organismos internacionales. Esta tragedia humanitaria ocurre un año después de la firma del acuerdo de paz entre el Estado y las Farc.

Nicolás Sánchez A. / @ANicolasSanchez
31 de enero de 2018 - 09:20 p. m.
Mujeres y niños desplazados de la comunidad indígena de Chagpien Tordó, en Buenaventura (Valle del Cauca)/ Nicolás Sánchez.
Mujeres y niños desplazados de la comunidad indígena de Chagpien Tordó, en Buenaventura (Valle del Cauca)/ Nicolás Sánchez.

El desplazamiento forzado está disparado. En enero del año pasado hubo 230 personas se desplazaron en eventos masivos, mientras en lo corrido del mismo mes del 2018 ya lo han hecho 100, según datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Tanto ese organismo como la Defensoría del Pueblo han mostrado su preocupación esto.

La ola de desplazamiento empezó el 17 de enero en Magüi Payán, Nariño, en donde se presentaron combates entre el Eln y disidencias de las Farc por los cuales 172 personas decidieron huir de sus casas. Al día siguiente, pero en San José de Urré (Córdoba), se desplazaron 375 personas tras el asesinato de un líder social.

Al casco urbano de Cáceres (Antioquia) llegaron 383 personas provenientes de la zona rural del municipio. Así mismo, en Caucasia (Antioquia), 125 personas salieron de sus casas debido a la inminencia de que se presentaran enfrentamientos entre grupos armados. El 20 de enero se fueron tres familias del municipio de Payá (Boyacá) por choques entre la Fuerza Pública y el Eln.

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En entrevista con el investigador Luis Eduardo Pérez, doctorado en Estudios del Desarrollo en la Universidad de Manchester, afirmó que hay errores en la manera como se concibe el desplazamiento forzado. Para su tesis doctoral entrevistó a 72 colombianos que salieron de sus casas por causa del conflicto armado. Su investigación que gira alrededor de la concepción de hogar puede dar luces para la atención de los más de 7 millones de víctimas de este flagelo que tiene el país.  

 ¿Qué revelaciones tiene su investigación frente al tema del desplazamiento forzado?

Se ha hablado de muchos tipos de daño como las pérdidas de casas, de animales y de enlaces familiares y con sus comunidades. Todos esos elementos los llevaban en el largo plazo a la pobreza. Eso ocurre, cerca del 98% de las personas desplazadas están en la pobreza, más de 80% viven en condiciones de indigencia y eso ha hecho que los economistas se concentren en el mundo material como la principal pérdida. Me preguntaba si alguien perdía mucho más que la casa y los animales cuando te sacan a la fuerza y violan a las mujeres de la casa. Incluso a nivel internacional en los estudios de desplazamiento interno casi todos hacen lo mismo.

¿Qué diferencias hay entre los estudios de desplazamiento interno y los de los refugiados?

Se asume que las personas que migran dentro de las fronteras se encuentran en su hogar porque se asume que el hogar es la patria, el país, la nación. Encontré que en los estudios sobre refugiados la pérdida del hogar es muy frecuente, pero no aparecen en los estudios sobre desplazamiento interno. Eso podría ser teóricamente relevante de explicar para ver si las personas desplazadas internamente en Colombia se sienten en su hogar o se sienten como extranjeros en su propia patria.

Mi hipótesis de investigación era que los desplazados internos, a pesar de que se movían dentro de su propio país, perdían su hogar y esto determinaba su bienestar material, emocional y existencial y que pasaban, años, décadas y generaciones sin encontrar un lugar llamado hogar y eso tenía implicaciones muy importantes en términos teóricos y prácticos.

¿Cómo cuáles?

En términos teóricos quienes estudian el desplazamiento o trabajan alrededor de esto saben cuándo empieza: cuando los grupos armados llegan a la casa de una persona, destruyen sus bienes, los amenazan, a veces matan a miembros de la familia y los obligan a salir corriendo. Eso está bien caracterizado, sabemos cómo ocurre, por qué ocurre, etcétera. Pero no sabemos cuándo un desplazamiento termina, cuándo deja de ser desplazada una persona.

Con esta investigación quería entender cuál era el daño primario que generaba el desplazamiento y sugiero que uno de esos daños fundamentales es la pérdida del hogar. Lo que termino diciendo es que si ese es el daño principal el desplazamiento no cesará cuando la gente retorne a la tierra, recupere sus animales o lo indemnicen por eso, sino cuando la persona reconstruya su sentido de hogar.

En resumen, el desplazamiento supone la pérdida del hogar, la gente pasa años y décadas sin encontrar un hogar lo cual determina su calidad de vida en términos materiales y existenciales porque la gente siente que no pertenece ni al lugar dejado atrás ni al lugar en donde está y eso hace que la gente no pueda desarrollar plenamente sus capacidades productivas porque emocional y existencialmente está pensando lo que lograba hacer en la casa y la independencia que logró allá, mientras que en donde está depende de la ayuda del Estado, de la ayuda de las personas y aparte de todo la gente lo ve con un sello en la frente que dice “desplazado. Incluso el nombre se anula para darle paso a la categoría de desplazado.

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¿A qué se refiere con la parte emocional y la parte existencial?

El hogar para las personas desplazadas tiene 4 dimensiones: la primera es una dimensión material que es el espacio físico, la casa, pero ese espacio no solamente importa como espacio físico sino en relación con dos elementos que están en ese mundo material, el poderse ganar la vida por sí mismo y el poder alimentarse. Las personas que pierden el hogar en este país pasan hambre sistemáticamente y algunas mueren de hambre. Se presenta una perdida fundamental del espacio productivo, de la relación con el alimento y de sentirse materialmente en su casa.

El segundo elemento es el mundo social. Las personas operan en un conjunto de relaciones y ahí construyen comunidad, sentido de pertenencia e identidad cultural. Por ejemplo, para los afrodescendientes y los indígenas el hogar no es un espacio individual solamente, sino colectivo. Si un afrodescendiente es arrancado de su hogar no solamente pierde el espacio material, sino también el espacio social y cultural.

El tercer elemento es el espacio geográfico en sí mismo. Es vivir en un espacio, en un paisaje que conozcan. Las personas que se desplazan en Colombia lo hacen fundamentalmente de zonas rurales. Ellos abrían sus ventanas y lo que veían al frente eran montañas, cultivos, ríos y tenían contacto con aire fresco. Cuando llegan a la ciudad muchos dicen que al abrir la ventana lo que ven es tráfico, polución y gente que actúa muy sola.

El cuarto elemento es que el hogar es un lugar existencial y emocional. Es emocional en la medida en que el individuo construye una relación con los sujetos que están en ese espacio. La gente dice que en su casa, de alguna manera, gobierna su propia vida, define su proyecto de futuro y tiene la capacidad de cuestionar. La idea de lo existencia va atada a cómo el individuo proyecta tres elementos: el pasado, el presente y el futuro.

¿Qué encontró usted alrededor de los conceptos de nación y patria?

Uno podría pensar que en las personas que migran internamente la idea de patria se convierte en el elemento central y esa es una experiencia fundamentalmente de los refugiados, cuando migran sienten que lo que anhelan es la patria y confundimos eso como si todos quisieran volver a su patria, lo cual no es del todo cierto. Lo que pasa con los desplazamientos internos es que las identidades locales son muy fuertes, entonces la gente más allá de hablar de la patria le habla del microespacio. Quienes se desplazaron del Sur de Bolívar crean una microrregión en ese lugar y su vínculo cultural y emocional, más allá de la patria, es primariamente con la región. Eso permite constatar las múltiples identidades y las múltiples culturas. Ellos no se sienten en su hogar en Colombia ni dentro de Colombia como un espacio geográfico, pero sí en su pequeña región, por ejemplo, los ríos del Pacífico. Eso empieza a llamar la atención sobre por qué tenemos que usar las categorías nacional e internacional para estudiar la migración, el refugio y el desplazamiento interno. Los desplazados internos muchas veces enfrentan más situaciones de vulnerabilidad porque en algunos casos esos procesos no los acompaña la comunidad internacional porque entiende que es cada Estado el que tiene la responsabilidad y la posibilidad de hacerlo. Por eso pasan casos como el de Colombia.

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¿Qué tipo de diferencias hay entre los millones de desplazados colombianos?

Hay diferencias por varios factores. El primero es el tipo de violencia porque el desplazamiento afecta el sentido de hogar de maneras diferentes. Quienes se ven más afectados y enfrentan mayor dificultad para superar la vulnerabilidad son las mujeres víctimas de violencia sexual porque enfrentan una perdida profunda de su sentido de hogar que en gran parte, asumen, era su cuerpo físico y dicen que no quieren retornar porque sería caminar todos los días por donde fue violada y ver que la gente no la reconoce como víctima, sino como alguien que se lo buscó.

¿Cuáles otros casos presentan mayores dificultades para superar la vulnerabilidad?

Los niños que fueron reclutados, escaparon del grupo armado y se tuvieron que desplazar porque dicen que no tuvieron hogar. Fueron separados del hogar por el reclutamiento y tienen experiencias muy violentas, no solo aprenden a cometer crímenes, sino que son sujetos de crímenes. Todas las niñas que entrevisté y habían sido reclutadas fueron abusadas sexualmente.

Otro, son quienes les han asesinaron a sus padres u otras personas cercanas. Enfrentan un daño que en muchos casos es irreparable. También los familiares de personas desaparecidas porque sienten que su hogar no está completo. Además, es una pérdida total porque ellos dicen que si estuvieran muertos podrían ir al lugar donde están enterrados.

La mayoría de las personas que pertenecen a cualquiera de esos grupos no quiere retornar, pesa más la experiencia de violencia que el deseo de retornar.

¿Las formas de violencia padecida es el factor más importante para la posibilidad de reconstruir el hogar?

No. También hay factores étnicos que se entrecruzan con las formas de violencia. Lo que pasa con los indígenas y los afrocolombianos es que en general, en su triada, de identidad, territorio y cultura. Ellos en esa cosmovisión dicen que en la ciudad no son nada, que su vida no tiene sentido y tienen que regresar al lugar de donde salieron. A pesar de que hayan sufrido fuertes experiencias de violencia con sus prácticas de sanación pueden limpiar el territorio y volver a encontrar el hogar allá. Existencialmente el hogar es el lugar que dejaron así pasen 10, 20 o 30 años.

Tendemos a pensar que la solución al desplazamiento es el retorno, para quienes no quieren retornar tenemos que pensar en integración local o reasentamiento. En el marco de Naciones Unidas hay un concepto que se llama soluciones duraderas que son tres: retorno, integración local o reasentamiento.

Ahora que estamos hablando de paz no podemos pensar que todos se van a retornar, tenemos que pensar cómo el conflicto y el desplazamiento afectó su hogar y qué están pensando como proyecto de vida para reconstruirlo.

¿Cómo el concepto de hogar determina cuándo termina un desplazamiento?

En Colombia hay una discusión de política pública hace muchos años alrededor de cuándo termina un desplazamiento. Se han dicho cosas como “cuando recuperan los activos” o “cuando se supera la línea de pobreza”, pero las personas desplazadas decían que no era así porque se pueden recuperar los bienes, pero la experiencia del desplazamiento continúa. La angustia del hacedor de políticas públicas en Colombia es hay 7 millones de personas desplazadas en Colombia y pocos recursos.

La idea de hogar tiene mucho que ver con eso porque las víctimas de desplazamiento saben que el hecho marcó su vida de una manera irreversible. Una cosa es dejar de ser desplazada, la gente siente que siempre lo va a ser porque ya es un hecho, pero otra cosa es superar la vulnerabilidad asociada con el desplazamiento, es decir, el daño. Ahí el concepto de hogar se vuelve importante porque la gente dice que cuando sienta que ha recuperado el mundo material, el mundo social y pueda recrear todas las prácticas culturales que hacía allá tal vez ya no quisieran ese sello de desplazado.

¿Qué errores está cometiendo el Estado con los desplazados?

El Estado colombiano es uno de los que más ha avanzado en el mundo en el diseño de políticas públicas para la población desplazada. Sin embargo, por el número de personas desplazadas y la misma inmediatez ha dejado de reflexionar sobre este tema y se comenten fallas importantes. Una central es que se obvia la idea de hogar para entender el daño que genera el desplazamiento. No hay en el trabajo de ninguna institución del Estado ni en la Corte Constitucional que se tome la idea de hogar como algo importante para entender el daño. Ese es un error importante porque no nos permite entender qué es lo que pasa en la vida de una persona desplazada y cómo el no tener hogar delimita su vida desde el punto de vista material, emocional y existencial. Segundo, nos hace seguir creyendo que el hogar de los desplazados es el lugar dejado atrás.

Tenemos que adoptar un enfoque diferencial. En la práctica usamos esas palabras sin ningún contenido, creo que explorar la relación entre conflicto, desplazamiento y hogar nos permite ver las diferencias por tipo de violencias, si están siendo perseguidos o no, según grupo étnico, según género y según la edad de la persona al momento de desplazarse o de querer retornar y reconstruir su vida importa y eso tiende a ser ignorado y solamente usado de manera retórica.

Por Nicolás Sánchez A. / @ANicolasSanchez

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