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Haciendo País

¡SOS por Gloria!

José Obdulio Espejo Muñoz
24 de marzo de 2018 - 07:12 p. m.

Gloria encarna el olvido y la discriminación del que son objeto las víctimas de la Fuerza Pública. La desechó el Estado al que sirvieron los suyos. Ojalá su caso sea tenido en cuenta por los comisionados del padre De Roux.

Simplemente su causa no existe o es menos trascendente en el posacuerdo con las Farc, si bien su nombre y los cuatro hechos victimizantes asociados a este aparecen en los registros de la Unidad para las Víctimas.

Para ella es común que los funcionarios responsables del tema la humillen, cómo también lo hacen los familiares de las víctimas del Estado durante aquellos encuentros que las congregan.

Pero su victimización comenzó mucho antes de que un familiar suyo hiciera parte de la Fuerza Pública. En enero de 1999 tuvo que huir con su pequeño hijo William de la región del Alto Cuembí, Putumayo, luego de recibir amenazas de muerte de las Farc.

Creyó encontrar refugio en Neiva con su pequeño de siete años. Y fue así hasta que el niño hecho hombre tomó la decisión errada: prestar servicio militar. Sin imaginarlo, ella y los suyos habían terminado viviendo en la comuna 10, lugar donde residen familias de militantes de las Farc. 

Por esa época, dio a luz una niña a quien los médicos le diagnosticaron Síndrome de Lennox, variante de epilepsia infantil que a menudo se acompaña de discapacidad intelectual y problemas conductuales.

La decisión de William −motivada por la necesidad de obtener la libreta militar de primera para buscar trabajo y así ayudar a su madre y hermana−, marcó el comienzo del nuevo viacrucis. El joven fue destacado en la base de la Fuerza Aérea en Tres Esquinas, Caquetá.

Después de su licenciamiento, William se dedicó a buscar empleo. La tarde del 22 de julio de 2013, salió de su hogar con la intención de entregar una hoja de vida y luego visitar a su abuela materna. ¡Jamás regresó!

Preocupada, Gloria hizo varias llamadas. A las cuatro de la mañana repicó el teléfono. Era él. "Mamita, la llamo porque nunca más la volveré a ver", le dijo William con voz quebrada. Ella recuerda que en un minuto le hizo mil preguntas, pero él sólo atinó a decirle que estaba muy lejos de Neiva. Antes de colgar, oyó cómo suplicaba a sus captores que lo dejarán despedirse. 

Puso el denuncio por secuestro y desaparición, pero no obtuvo ninguna respuesta. Meses después, una llamada anónima entregó la única pista: ¡a William se lo habían llevado las Farc! 

El 7 de julio de 2016 vio la oportunidad de saber la verdad. Aquel día se llevaría a cabo en Neiva el sepelio de la mamá de 'Iván Márquez'. Entonces escribió una nota con sus datos personales y una reseña de su caso para entregársela, pues se esperaba que el entonces cabecilla asistiera dado su carácter de negociador en La Habana.

Cómo 'Márquez' nunca llegó, vio entre los asistentes al funeral a Piedad Córdoba y en ella la oportunidad de hacer llegar su mensaje. Entregó el escrito a la exsenadora en medio de lágrimas y ruegos. La Nación registró este episodio en la página 10 de su edición regular del día siguiente.

Los días iban transcurriendo sin respuesta de Córdoba o de 'Márquez', pero ¡vaya casualidad!, a la media noche del 30 de abril de 2017, tres hombres golpearon a su puerta diciéndole que sabían dónde estaba William.

Luego de ganarse su confianza, entraron a la humilde vivienda, donde la golpearon y violaron por horas. Antes de marcharse, los hombres le advirtieron que debía dejar Neiva o de lo contrario ella y su hija discapacitada correrían peligro. El evento fue denunciado en Bogotá y certificado por Medicina Legal. 

Un año después de este cuarto hecho victimizante, Gloria continúa huyendo. Terminó en Bogotá, abandonada a su suerte, sin poder escapar del largo brazo de sus victimarios que la siguieron hasta la capital. Hoy por hoy, permanece escondida, temerosa y a la espera de que alguna autoridad le tienda la mano.

 

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