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Seguridad para las mujeres: trascendiendo el viejo paradigma

Columnista invitado
29 de enero de 2018 - 07:47 p. m.

Por: Diana María Salcedo López*

Si corro es para arriar las vacas, las gallinas, no para huir de quien me quiera violar, golpear, y matar, así es que quiero vivir en mi tierra.” Dice una mujer caqueteña que sueña con un país en donde sus derechos se garanticen y en donde, por su liderazgo, no se ponga en riesgo su vida.

Las voces de las mujeres cuando se habla de seguridad muestran que en Colombia la dinámica de guerra, aún no superada en muchos territorios, exige del Estado colombiano una actuación que supere el viejo paradigma de la seguridad, entendida desde el enfoque militar, como el incremento de militares y fuerza pública en las comunidades, por uno que reconozca que la seguridad es también la garantía de todos los derechos, relacionada con el bienestar, el medio ambiente, el empleo, el crecimiento de las ciudades, las instituciones públicas y el derecho a una vida libre de violencias contra las mujeres.

Este paradigma de seguridad humana para las mujeres implica al menos dos dimensiones: la individual y la colectiva. La dimensión individual se ve reflejada en la confianza y bienestar personal al momento de ejercer su ciudadanía, tomar decisiones e implementar acciones sin tener la sensación de miedo o temor; implica también la posibilidad de transitar tranquilamente por los espacios y de construirse como ciudadanas plenas.  La dimensión colectiva de dicha seguridad es para las mujeres la posibilidad de fortalecer los tejidos sociales y apropiarse de los espacios públicos para posicionar sus agendas políticas, sin temor a ser asesinadas o señaladas.

Hablar de seguridad en estas dimensiones significa no solo superar las barreras de desigualdad social, sino también que el Estado garantice el monopolio de las armas y con ello el control de las mismas. El reconocimiento del uso legítimo de las armas por parte del Estado en cabeza de las Fuerzas Armadas, en un país convulsionado como Colombia, supone pensar caminos a través de los cuales se pueda construir confianza en la Fuerza Pública e incluye discusiones de fondo sobre el reconocimiento de responsabilidades, la verdad, la justicia, y los obstáculos.

La presencia de armas de fuego y armas pequeñas amenazan la seguridad de las mujeres tanto en el ámbito público, como en la vida privada. El porte de armas por parte de la población civil recrudece la violencia contra ellas, tal como se ha reconocido a nivel internacional y en el sistema de Naciones Unidas dando lugar al desarrollo de estrategias regionales de protección y prevención de la comercialización indiscriminada de las armas.

La experiencia internacional muestra que, en etapas de posconflicto, la violencia en el marco de las relaciones familiares e interpersonales se recrudece y las armas se encuentran fácilmente en circulación. En Colombia, las armas pequeñas en el mercado ilegal son muy fáciles de adquirir y están disponibles sin control, pueden ser alquiladas por menos de $50.000 o compradas por $200.000. Esas armas son muchas veces utilizadas para cometer feminicidios: en 2016, según datos de Medicina Legal, el mecanismo más usado en homicidios contra mujeres fue el arma de fuego con 527 casos. Estas armas son usadas también para amenazar y hostigar a las mujeres, manteniendo así el dominio de la guerra y la violencia.

De cara a la transición, en un país que ha firmado un acuerdo de paz con enfoque de género y ha ratificado Tratados Internacionales que garantizan la inclusión de la agenda de mujeres, paz y seguridad, hablar de seguridad humana, reconociendo la caducidad de los viejos paradigmas militaristas y guerreristas y poniendo en el centro la dignidad y el cuidado de la vida, no es solo un reto sino un compromiso, a fin de garantizar una paz estable y duradera para las mujeres que están reconstruyendo los pedazos rotos y los caminos destruidos de una guerra que no les tocaba.

Por esta razón desde el Colectivo Pensamiento y Acción: Mujeres, Paz y Seguridad, decidimos impulsar, a través del Foro Internacional ‘Las mujeres hablamos sobre seguridad; propuestas para un país en transición’, que tendrá lugar el 1 y 2 de febrero, un diálogo que recoja las propuestas y perspectivas de las mujeres atendiendo a la necesidad de las comunidades de un nuevo paradigma de la seguridad en el contexto de un país en transición.

*Subdirectora de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz, la Justicia y la Libertad (LIMPAL, Colombia). Esta organización forma parte del Colectivo Pensamiento y Acción: Mujeres, Paz y Seguridad.

 

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