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Reparación de víctimas, sin antecedentes en el mundo

Alan Jara
07 de abril de 2017 - 10:43 p. m.

El proceso de atención y reparación de las víctimas en Colombia ha sido inédito en el mundo. Una evidencia de ello es que, sin que hubiera terminado el conflicto armado interno que afectó la vida de estas personas, empezaron a ser reparadas. El Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las Farc fue firmado a finales de 2016, pero la estructura estatal y las estrategias en beneficio de las víctimas empezaron a desarrollarse desde que entró en vigencia la ley 1448 de 2011.

Ni antes de esa fecha, ni después, otro país ha hecho tanto como Colombia en esta materia. En seis años, la Unidad para las Víctimas ha reparado cerca de 650 mil víctimas, una cantidad similar a la del total de habitantes de una ciudad como Cúcuta en Norte de Santander.

La Unidad ha pagado 673 mil indemnizaciones, ha hecho más de tres millones de giros de ayuda humanitaria, ha beneficiado a más de 120 mil personas con atención psicosocial, ha atendido más de 4.200 emergencias humanitarias, ha apoyado proyectos productivos de y para la víctimas, ha liderado actos simbólicos y de dignificación, ha acompañado la entrega de restos, entre otras acciones materiales y espirituales en las que ha invertido casi siete billones y medio de pesos.

El mayor logro obtenido en este proceso es el empoderamiento de las víctimas, muchas de las cuales no solo conocen la Ley, sino que se han capacitado y formado para ejercer un liderazgo desde las mesas de participación municipales, departamentales y nacional. Conocen y exigen derechos para sí y para las organizaciones que representan. La mayor parte de las víctimas no esta en una actitud mendicante.

En la oferta del Estado también está la de 53 entidades que integran el Sistema Nacional de Atención y Reparación a las Víctimas, e incluye vivienda, educación, salud, infraestructura comunitaria, retornos y reubicaciones, restitución de tierras, libretas militares gratuitas y otros servicios con los que se ha empezado a garantizar el goce efectivo de los derechos de la población afectada y se la ha reparado por los daños que sufrieron por cuenta del conflicto.

No obstante, la reparación no es solo económica o material. Hay temas que tienen más contenido reparador, como la verdad. Para una familia es más importante saber qué pasó con un ser querido, donde está, por los menos recuperar sus restos, que recibir una indemnización. Los reconocimientos de responsabilidad y los actos de memoria histórica aportan en ese sentido.

Actualmente están registradas casi 8.5 millones de víctimas, que equivalen a la población de todo el territorio de países como Suiza o Israel. Desde luego, repararlas demanda un gran esfuerzo del Estado, que ahora será posible gracias al Acuerdo de Paz. Para ello contamos con recursos del Presupuesto Nacional, de organismos de cooperación internacional y con el Fondo de Reparación al que han llegado, no sin dificultades, los bienes entregados por los paramilitares en procesos de Justicia y Paz y ahora ingresarán los que entregarán las Farc, pues así está contemplado en el Acuerdo de Paz. Esperamos que ingresen también los del Eln.

Por otra parte estamos trabajando en una mayor articulación entre las entidades públicas del nivel nacional y con las alcaldías y gobernaciones para que en los planes de desarrollo y presupuestos incluyan programas especiales para las víctimas, así como los tienen para otros sectores vulnerables. También se requiere mayor compromiso del sector privado y empresarial y de la sociedad en su conjunto.

Durante más de cinco décadas el foco del Estado estuvo en el conflicto. Hoy, gracias al Acuerdo de Paz eso ha ido cambiando para priorizar el posconflicto y la construcción de la paz. Reparar a las víctimas es construir paz.

*Director Nacional Unidad de Atención y Reparación de las Víctimas

 

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