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Haciendo País

Los sentidos sociales de la memoria

José Obdulio Espejo Muñoz
01 de septiembre de 2017 - 07:32 p. m.

En el marco de los procesos de transformación institucionales y normativos que atraviesa el país, se ha puesto de presente la importancia que tiene el esclarecimiento de la verdad y el derecho de la sociedad a conocer las causas y consecuencias que el conflicto armado trajo consigo. La literatura sobre la justicia transicional pone de presente el papel de la verdad en la reparación a las víctimas y en la superación definitiva.

Bajo esta premisa, existe un consenso generalizado en apoyar este tipo de iniciativas y en la importancia de que todas las instituciones participen activamente en el marco del deber de memoria que las cobija a cuenta de la Ley 1448 de 2011. En donde no hay plenas coincidencias y acuerdos es en la manera en la que se construyen estos ejercicios de memoria y en las intencionalidades con las que se realizan.

Por ejemplo, algunos sectores académicos y políticos vienen construyendo una memoria que tiene la finalidad de adjudicar responsabilidades y de centrar su discurso en actores que ellos consideran han sido excluidos de los tratados históricos tradicionales. Bajo esta concepción se entiende que la historia es un discurso político contra hegemónico y que su razón de ser está en darle voz a unos sectores específicos. Esta concepción trae riesgos enormes, máxime en los procesos de reconciliación que la sociedad colombiana quiere dar, peligros que detallo brevemente:

Al concentrar las narrativas y los testimonios en unos sectores específicos, se corre el riesgo de descontextualizar el sentido histórico de los fenómenos, construyendo una historia tendenciosa en la que no se vean reconocidos ni representados importantes sectores de la sociedad. El problema no está en el sector específico desde el que se cuenta la memoria, sino en impedir la presencia de múltiples voces en estos procesos.

Asimismo, al centrar su interés en la búsqueda de responsables, se profundiza y ahonda en las tensiones y conflictividades, impidiendo el encuentro entre los actores otrora antagónicos, con graves consecuencias sobre la reconciliación y la consolidación de la paz. Con esto no quiero señalar que la memoria deba excluir este punto de la responsabilidad, lo que trato de señalar es que no puede ser su centro de enunciación.

Por último, la memoria recuperada de esta manera se convierte en un espacio de controversia y tensión –lo cual es normal en esta-, pero que impide avanzar en el proceso de esclarecimiento. Este tipo de memoria no permite caminar en la consolidación de unos mínimos de memoria sobre los que nos sintamos reconocidos como sociedad.

Ante este panorama, sobresalen experiencias exitosas de memoria, en las que se evidencia un proceso sistemático de triangulación de la información y de responsabilidad ética frente a los posibles resultados de estas investigaciones. Una de estas experiencias la adelantan de manera conjunta la Fuerza Aérea Colombiana y la Pontificia Universidad Javeriana en temas de contexto y memoria. Veamos:

  1. Este trabajo pone de presente la importancia de generar articulaciones entre la academia y las instituciones del Estado, permitiendo que haya un diálogo de saberes y un aprendizaje mutuo; por separado ninguna de las dos partes habría logrado tan importantes avances.
  1. Está escrito en clave de democracia e inclusión. Los textos recogen narrativas disimiles y plurales; así convergen los testimonios de miembros de la Fuerza Aérea Colombiana, víctimas, líderes sociales y académicos, todos ellos señalando abiertamente sus posturas y lecturas de la historia, sin que haya una carga valorativa a favor de ninguno en particular. Esto es lo que permite que se construya una memoria incluyente, plural y democrática.
  1. Finalmente, en la lógica del dialogo de saberes, la investigación produjo distintos productos, pensando en abarcar y llegar a distintos públicos: libros, documentales y conferencias focalizadas según el target.
Como esta experiencia existen muchas otras más en el país. Con ellas se abre un camino de debate, esclarecimiento y diálogo, que lleven a consolidar la paz y a que el país entienda y supere todos los factores generadores de conflicto que tuvo que padecer.

 

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