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Haciendo País

Los derechos de “las muchachas de la guerrilla”

Fabiola Calvo
09 de febrero de 2017 - 02:24 p. m.

Hace mucho mucho tiempo, para la juventud en Colombia, dos partidos decidieron resolver sus disputas con la llamada VIOLENCIA, y dice la historia que fueron 300.000 mil muertes las que produjo ese enfrentamiento entre la gente del campo que asumía o le asumían militancia roja o azul según fuese liberal o conservador.

En medio de su infinita sabiduría, los dirigentes políticos acordaron, firmaron en Sitges y Benidorm España, la España del dictador Francisco Franco, algo que denominaron Frente Nacional pero que de verdad verdad fue la causa de lo que hoy vivimos, EL GRAN PACTO DE LA EXCLUSIÓN. Esto ya lo sabemos y lo demás lo pueden investigar.


Por ese entonces las mujeres no teníamos derecho al voto y dicen que el dictador Gustavo Rojas Pinilla tuvo la generosidad de darlo. Entonces ¿dónde queda el trabajo y esfuerzo de las mujeres en el mundo y en Colombia por lograr ese derecho? Invito a ver la película “Las sufragistas”, dirigida por Sarah Gavron,   para tener una idea de los costos en esa larga búsqueda. 


Mi abuela no era ciudadana, no llevaba su apellido (el de su padre), adquirió el DE, de su marido (propiedad privada), no podía viajar sin su permiso, no fue a la universidad y como en la mayoría de los casos, debía ser una buena esposa, madre, ama de casa (cocinar, limpiar, cuidar a la familia…) y si preguntaban y preguntan ¿qué hace tu padre? Él es ingeniero. ¿Y tu madre? Ella no hace nada. En la casa…

¡Ajá! Hemos cambiado. ¿Qué tanto? Desde luego que la sociedad, los Estados, los organismos internacionales incluyen hoy, después de grandes y pequeñas batallas, los derechos de las mujeres. Invito a ver la película “La fuente de las mujeres", dirigida por Radu Mihaileanu.

Claro que algunas veces, los asuntos de igualdad y de género son exigencias de fuera, gracias al recorrido de ellas en Europa y en Estados Unidos y a la presión interna del movimiento de mujeres pero… no hay presupuesto y las instituciones que se crean para ello son cola de ratón al lado de los majestuosos manejos de los ministerios de Economía o Defensa.


Claro que hemos avanzado a ritmo de bicicleta mientras las necesidades van en jet. Las mujeres ocupan hoy cargos directivos, las mujeres si tienen con qué, pueden estudiar; pueden trabajar profesionalmente y ganar menos que los hombres por igual trabajo y, seguir la otra jornada en su casa, las mujeres tenemos derecho a ser nombradas y con el eslogan “Bogotá mejor para todos”, ¡No importa! así el Concejo haya aprobado en 2009 el Acuerdo 381 sobre lenguaje incluyente. ¡Ah! pero si también tenemos “Prosperidad para todos”. Es cuestión de una letrica y no de platica, no es exclusión ni discriminación.


Es cierto que las mujeres han-hemos ganado porque hemos luchado, trabajado, conquistado y nada ha sido regalo. La primera foto de la mesa de negociación entre el gobierno y la guerrilla de las Farc, daba tristeza o vergüenza: Ni una sola mujer, ni una. Ni unos ni otros tenían en su registro mental y emocional que en Colombia hay mujeres con gran capacidad para ejercer la política, que en la institucionalidad y en la guerrilla existen mujeres brillantes invisibles. ¿Magia? ¡NO!, dicho de la manera más sencilla: machistas. Por fortuna, pronto reaccionaron ante la exigencia y según reza en los Acuerdos, tiene enfoque de género y derechos para las mujeres.
¡Claro que hemos avanzado! Y esas leyes, a veces, un canto a la bandera,  deben ser conocidas por hombres y mujeres que hoy están en proceso de desmovilización, deben desaprender… y aprender la igualdad en derechos dentro de la diferencia, conocer y seguir en la búsqueda de una sociedad equitativa para poder ejercer esos derechos.

Las muchachas de la guerrilla abandonan la violencia de las armas, la que heredamos desde los años 50´s,  pero deben estar vigilantes para que su cotidianidad sea una vida libre de violencias.


El 9 de febrero, fue declarado Día del periodista. La Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género, invoca el derecho a ser nombradas. Su propuesta: Día del y la periodista. Lo que no se nombra es como si no existiera, porque existir, existimos. Que ¿suena mal? El idioma, la lengua, el lenguaje cambian de acuerdo a los procesos históricos. 

 

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