Colombia + 20
Haciendo País

2019 ¡Oh! Qué será

Fabiola Calvo
04 de enero de 2019 - 02:49 p. m.

En la fortaleza encontraremos nuestra fuerza moral para continuar con el día a día que se presenta con pequeños logros, con el abrazo de un amigo, las palabras de una amiga, la solidaridad, el apoyo de quienes sienten como suya una pérdida.

Y con la fortaleza en una mano, llevaremos la paciencia en la otra, casi como una forma de sobrevivir para no quedarnos en el desespero que sólo atropella nuestras ideas y nubla los sentimientos. Dice un adagio chino que nadie espere sentarse a la sombra de un árbol que sembró el día anterior, y no es porque la búsqueda de otro país empezara ayer, sino porque repensarlo desde otra óptica es reciente y construir lo que deseamos desde la justicia, tardará.

Para un ser humano 50 años es más de media vida mientras que para la historia es un tiempo corto, y con la historia pasamos de generación en generación en avances, retrocesos, guerras, mentiras, corrupción, concentración de poder y …la democracia…si, la democracia…pobre y raquítica cuando de intereses de las mayorías hablamos. ¿Tendremos que repensarnos la democracia como concepto? O posiblemente nos preguntemos con Ernesto Cardenal en el Canto Cósmico: ¿Y las galaxias hacia dónde van?/ En expansión como el humo dispersado por el viento.

Sigamos con nuestro recurso llamado alegría. No podemos quedarnos sólo en el dolor. Haremos nuestros duelos, lloraremos a nuestros muertos y exigiremos justicia. No importa que lloremos, lloremos en soledad, en colectivo, llora cuanto quieras/ y no pienses que es flojera, seguirán momentos de esperanza y alegría ¿Qué sería de Colombia sin su alegría, su humor ácido y sus rumbas? Parafraseando a Unamuno, “Del sentimiento trágico de la vida”, ya tenemos bastante como para dejar de lado una sonrisa, una burla, un baile, un aguardiente, un ron…

Desde la experiencia en décadas de trasegar buscando, es recomendable mantener la rebeldía con fortaleza, paciencia, creatividad, propuestas novedosas sin olvidar las viejas, que no por viejas dejan de servir (no todas), teorizar desde la academia y el empirismo porque hace falta revolucionar el pensamiento y la palabra en estos tiempos desérticos.

Nos espera un año muy difícil y no creo que sea de resistencia si no de continuidad con la experiencia vivida aquí y allá con política convergente, movimientos, organizaciones y metas claras, de ampliar horizontes pasando las fronteras.

Sí, nos espera un año difícil y si los egos de quienes se han propuesto hacer de capitanes del barco logran acuerdos sin saltarse a quienes los y las llevaron a esos lugares de decisión, si de verdad piensan menos en ellos y más en las urgencias de este país, es posible un salto. Ojalá no olviden la derechización en el mundo que clama contra “la dictadura de género”, en clara referencia y sentido lastimero por el avance en derechos para las mujeres, así el machismo siga campeante.

No sobra recordar que en esta búsqueda vale tener en cuenta que tomarse la calle sin brújula no serán más que momentos de rabia o euforia desde la espontaneidad. Hablemos de procesos y no de las glorias pasajeras.

No quiero una flor en primavera/ es para mí/ ardiente enamorada de utopías

 

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