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Zozobra en Gaitania por atentados, extorsiones y presencia de policías de civil

Cuando se firmaron los acuerdos de paz en La Habana (Cuba), en este corregimiento de Planadas, sur del Tolima, lugar donde nacieron las Farc, se celebró la reconciliación. Pero 180 días después de la llegada de los guerrilleros a la zona de concentración ubicada en la vereda El Oso, la población lamenta nuevos episodios que amenazan su seguridad.

Olga Lucía Garzón
15 de mayo de 2017 - 02:01 a. m.
El corregimiento de Gaitania, en Planadas (Tolima), está estrechamente ligado a la historia de las Farc.  / / Juan Carlos Escobar
El corregimiento de Gaitania, en Planadas (Tolima), está estrechamente ligado a la historia de las Farc. / / Juan Carlos Escobar

El 3 de mayo pasado, a las 6:30 p.m., Luis Carlos Palomar, conocido en Gaitania como el médico de los pobres, recibió en su farmacia la visita de un hombre alto, delgado y de ropa negra que le pidió que le aplicara una inyección. Una vez cerca de la camilla donde se llevaría a cabo el procedimiento, el desconocido lo miró y le dijo que iba a matarlo. Se metió la mano a la pretina del pantalón para sacar un revólver, pero antes de que acabara de hacerlo, Palomar corrió. En una calle cerrada, en pleno centro de Gaitania, el sicario le descargó seis disparos, de los cuales sólo tres lo alcanzaron en una mano, un hombro y el más grave ingresó por el homoplato, con orificio de salida en la mandíbula superior. Milagrosamente se salvó, dijo Luz Miranda, una vecina que se percató de lo sucedido.

“Nos parece muy extraño que en una calle cerrada, en un pueblo donde tenemos 20 policías y una brigada móvil, pueda ocurrir esto, y el criminal se vuele a pesar de los gritos y las alertas de la gente”, dice un habitante.

Un panfleto amenazante había rodado dos días antes por el corregimiento. El grupo “Autodefensas Gaitanistas” anunciaba que haría una limpieza social que incluía drogadictos, ladrones y antiguos colaboradores de las Farc. En 2012, Palomar estuvo privado de la libertad por presuntos nexos con la cuadrilla Alfredo González de las Farc.

Tres días antes del atentado en su contra, unos diez hombres encapuchados y fuertemente armados, que se identificaron como Autodefensas Gaitanistas, llegaron hasta la finca de un caficultor en la vereda Nazareno, los intimidaron a él y a su familia y le exigieron $5 millones a cambio de no asesinarlos. “Sé que les tocó negociar hasta acordar $2 millones y medio”, aseguró un campesino que omitió su nombre por seguridad. Algo igual le sucedió a otro habitante de la vereda Los Alpes.

Las amenazas y extorsiones se vienen presentando aproximadamente desde febrero. A un indígena, a quien telefónicamente le exigieron la misma cantidad de dinero, “le dijeron que eran del Eln, y le tocó pagarlos”, aseguró un nativo. Por prevención, desde hace varios días, los comerciantes y habitantes del común de Gaitania cierran puertas a las 6:00 de la tarde.

“Nosotros, la gente de Gaitania, hemos sido estigmatizados. A todos nos han llamado guerrilleros, muchos inocentes fueron capturados, encarcelados, perseguidos, por el hecho de vivir en esta zona donde mandaban las Farc”, dice Jesús Alonso, un comerciante.

Hablan las autoridades

Frente a la situación, el comandante de la Policía del Tolima, coronel Jorge Esguerra, manifiesta que tiene conocimiento de cada hecho, pero que ninguno se relaciona con los volantes que han circulado. “Estamos estudiando la situación y tenemos argumentos para decir que las extorsiones son carcelarias, desde Picaleña”, y cree que no hay que darles credibilidad a los panfletos, porque como esos, han rodado otros por el país.

Sin embargo, el personero de Planadas, Harold Felipe Donoso, asegura que, aunque a su oficina no han llegado denuncias formales, la gente está muy asustada por lo que está sucediendo. “Creo que es muy preocupante. No sé por qué las autoridades siempre tratan de mermarle importancia a algo que es muy delicado”, señala.

La situación y las constantes quejas de la comunidad obligaron al gobernador del Tolima, Óscar Barreto, a convocar a un consejo de seguridad el 10 de mayo en Planadas, al término del cual anunció que se relevó al comandante de la estación de Policía, capitán Felipe Garzón Puentes, y en su reemplazo se nombró al teniente Gildardo Torres Torres. También se reforzó el pie de fuerza con 20 hombres, que en articulación con el Ejército patrullarán las áreas urbana y rural. Asimismo, señaló el secretario de Gobierno, Ricardo Orozco, se instalarán seis cámaras de seguridad en el municipio.

“Les hemos ordenado que hagan patrullajes intensos, control del territorio para combatir la delincuencia”, dijo. El 27 de mayo se realizará una nueva reunión con los comerciantes, con el fin de analizar cómo continúa el ambiente.

Las Farc se pronuncian

Las Farc creen que en la zona están presentándose hechos que pretenden enrarecer el ambiente. Por ejemplo, en relación con el atentado al dueño de la droguería, aseguran que les insinuaron algún tipo de responsabilidad en el hecho. “Para sorpresa de la dirección de la zona veredal Héroes de Marquetalia, a 20 minutos de Gaitania, los miembros gubernamentales del Mecanismo de Monitoreo y Verificación Local sostuvieron que el pistolero huyó hacia la zona veredal y le exigieron a la guerrilla que autorizara el ingreso a una patrulla policial en busca del agresor”.

La guerrilla asegura que, por versiones de testigos, el sicario huyó hacia la base militar Tolú, ubicada cerca del casco urbano del corregimiento.

Hacen referencia, además, a otro incidente que los alertó: “El 4 de mayo se presentó en la mañana un camión con chofer y ayudante a dejar material logístico en la zona Héroes de Marquetalia. El aspecto de este ayudante llamó la atención de los mandos de la guerrilla que, tras interrogarlo, concluyeron que se trata del sargento Eider Bermeo Chavarro, un policía vestido de civil y que es patrullero adscrito al Distrito 2 de Campo Alegre (Huila) Jorge Rivera. Este agente tiene siete años en la Policía y portaba cédula de Sevilla (Valle). Le tomaron fotografías y regresó al camión. ¿Qué misión cumplía y por qué estaba en la zona veredal?”, se preguntan las Farc.

El Espectador se comunicó con la Policía del departamento del Huila, pero no hubo pronunciamiento. Manifestaron que este caso es estudiado por las autoridades nacionales. A las Farc también les preocupa que los subversivos concentrados en El Oso tengan contacto con militares. “Tenemos conocimiento de que por lo menos un par de ellos tienen comunicación telefónica con militares”.

Entre los últimos acontecimientos ocurridos en esa zona de concentración se conoció que tres guerrilleras desertaron y fueron a parar a la base militar de Planadas, versión que confirmaron oficiales de la Fuerza de Tarea Zeus.

Por Olga Lucía Garzón

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