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Un teatro en medio de la selva

El festival “Selva Adentro” se realiza en la vereda Brisas, ubicada entre los municipios de Riosucio y Carmen del Darién, en el Chocó. Los grupos asistentes desarrollan temas del conflicto  armado por medio de la danza, la música y el teatro.

Natalia Tamayo Gaviria
04 de octubre de 2017 - 02:00 a. m.
En septiembre, la Red Cepela y el grupo Teatro del Matacandelas atravesaron la selva del Atrato Medio y Bajo. / cortesía
En septiembre, la Red Cepela y el grupo Teatro del Matacandelas atravesaron la selva del Atrato Medio y Bajo. / cortesía

Primera vez que estaban a oscuras por ocio. El miedo estaba presente pero la curiosidad lo sobrepasaba. La comunidad de la Loma de Bojayá aceptó quedarse sin luz pública con tal de ser testigos de la vida que nace cuando alguien comienza, sobre un escenario, la primera línea de una historia.

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En el 2016, cuando la esperanza del fin de la guerra, del silencio de las armas, se apoderaba de esta gente en forma de un ‘sí’ para el plebiscito de octubre, la Red de Colectivos de Estudios en Pensamiento en Latinoamérica (Cepela) pensó que el arte podría ser un catalizador para las diversas narrativas en disputa que habitaban el territorio de Bojayá y los otros dos municipios que visitaron, Riosucio y Murindó.

En septiembre, la Red Cepela junto al grupo Teatro del Matacandelas atravesaron la selva del Atrato Medio y Bajo con telones, luces, vestuario, utilería y el reparto de actores.

El primer encuentro con el teatro

Llegaron en la noche, la comunidad los recibió con la expectativa de lo que verían en los próximos días. Les tenían preparadas guaduas como soporte para los telones y se ofrecieron para ayudarles en lo que necesitaran.

Al momento de la función, prendían constantemente las pantallas de sus celulares. “Les preguntaba y me decían que les daba miedo, porque cuando ocurrían esos apagones era porque había ocurrido una masacre o había llegado el ejército y los paras, que les recordaban esas situaciones”, cuenta Camilo Durango, director de la Red Cepela.

No en vano iban a permanecer apacibles al quedar a oscuras, sin la posibilidad de advertir algún peligro. El 2 de mayo de 2002, 119 personas murieron durante 72 horas de crueldad, abusos y balazos entre las Farc y los paramilitares.

“Para ellos ver ese espacio de representación fue una cosa muy grata, a la par que son unos eventos nocturnos que ellos nunca han tenido. Entonces, la señora, los niños y los indígenas se quedaban impresionados, yo les veía las caras y de repente se les confundía lo imaginario, la representación y la realidad”, cuenta Cristóbal Peláez, director del Teatro Matacandelas, de Medellín.

En vez de permanecer en silencio y apreciar la obra, ellos interactuaban entre sí y con ella. Comentaban el vestuario, las luces, el humo, repetían un diálogo. Se petrificaron cuando sacaron una escopeta que hacía parte de La casa grande, la historia sobre la masacre de las bananeras en 1928, escrita por Álvaro Cepeda Samudio. Otro episodio de violencia y muerte dentro de los anales de Colombia.

Teatro para las zonas de posconflicto

Luego de dos horas de presenciar la reconstrucción de un hecho y que la comunidad lo sintiera cercano, a pesar del tiempo que separa a las masacres de las bananeras y la de Bojayá, el sentimiento de pérdida y abandono abrió el espacio para el diálogo, para pensar su territorio, su existencia desde el arte y su poder de transformación.

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La participación de la gente de Bojayá, Risucio (Chocó) y Murindó (Antioquia), la manera cómo se abrazaron al teatro como manifestación artística, despertó la idea dentro de la Red Cepela de formalizar la idea de llevar manifestaciones y talleres en torno al arte a zonas sacudidas por el conflicto.

Así nació el Festival Selva Adentro, la propuesta cultural de la Red y de la Escuela de Danza Bailes Afroantillanos, frente al escenario del posconflicto que vive el país para reconstruir el tejido social.

Se organizaron, llamaron a alianzas, hicieron un grupo de curadores para seleccionar colectivos y grupos que trabajen en las artes escénicas, se unieron con la Universidad Autónoma Latinoamericana (Unaula), crearon una campaña crowdfunding para ayudar a financiarse y se arriesgaron a construir un teatro para la población.

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“La idea es no dejar (el encuentro) simplemente en el escenario, sino que haya una conversación e interlocución. Haremos foros para preguntar qué vieron, a qué los remitió esa experiencia dramatizada. También hay un componente más académico, que son talleres y conversatorios. Estos serán en torno al arte como herramienta constructora y transformadora en la coyuntura nacional que estamos viviendo. Unaula nos apoyará en esta parte”, cuenta María Camila López, comunicadora.

Festival Selva Adentro

La conversación que generan en el encuentro se agrupa en la premisa Cuerpos poéticos para construir utopías, en la que pretenden, por medio del teatro y la danza, expresarles a los asistentes que el cuerpo es el primer territorio y que la guerra, la belleza, el dolor y la existencia transitan por él.

El festival, que empezó el pasado domingo, irá hasta el 8 de octubre, reune el arte, el diálogo, los simbolismos y la representación, como los mecanismos para exponer las heridas de la guerra e indemnizar la vida. “La existencia es una cosa muy atroz y tenemos que indemnizarnos todos. Y esto se logra a través de la escultura, la música, el baile, el cine, el teatro, en el que tratamos de reconstruirnos, de afirmarnos”, reflexiona Cristóbal Peláez sobre el poder que tiene el arte.

El evento, en respuesta a la situación en la que está inmersa el país, se realiza en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación Silver Vidal Mora, ubicado en la vereda Brisas, entre los municipios de Riosucio y Carmen del Darién, en el Chocó.

Una vez que las Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN) pasaron a ser espacios para que los exinsurgentes se reintegraran, era el momento para trascender los acuerdos y contribuir a la reconstrucción de esos territorios afectados y dolidos por la guerra. Por eso las actividades se desarrollarán ahí como aporte a la construcción del país que se está pensando desde la paz.

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Son catorce grupos invitados de Bogotá, Medellín, Cali, Manizales y Necoclí, con una línea temática en las obras: el conflicto armado, en la que nuevamente está presente el Matacandelas con La casa grande, de Álvaro Cepeda Samudio. Por otro lado, también le llevan teatro y diversión a los niños.

A las funciones se le sumarán los foros, talleres y las cinco Escuelas de Arte y Paz que lidera Unaula como respuesta al carácter académico y formal que la Red Cepela le quiere otorgar al evento.

Y en cuanto a la idea de no solo llevar teatro a la zona, sino de adaptar un espacio exclusivo para la dramatización, están en proceso de construcción de un escenario para, además de proveerles un lugar de encuentro con el festival a la comunidad en torno al arte y la reflexión, dejarle un espacio físico que le sirva para habitar en el campo de la representación el pasado con el que apenas ellos y el país están acostumbrándose, vivir en tregua.

Por Natalia Tamayo Gaviria

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