Colombia + 20
Haciendo País

Minería y contaminación de ríos, las violencias invisibles en el Bajo Cauca

La batalla por ofrecer información sobre los efectos nocivos de la minería con mercurio o el desarrollo de una radio comunitaria que responda a los intereses de los pobladores, son algunas de las iniciativas que se encuentran en el Bajo Cauca antioqueño.

Sandra Helena Botero
17 de enero de 2017 - 10:01 p. m.
Desierto producido por la minería ilegal de oro en el municipio de  Nechí, Antioquia. /  Juan Manuel Peña - Fundación Chasquis
Desierto producido por la minería ilegal de oro en el municipio de Nechí, Antioquia. / Juan Manuel Peña - Fundación Chasquis

“¿Cómo es posible que no pueda comer pescado acá, al ladito del río Cauca? Pero la verdad es que por salud es mejor no comer pescado en Caucasia”, expresa con indignación Jorge Eliécer Rivera, sociólogo director del Jardín Hidrobotánico de este municipio. Se trata de una reserva de siete hectáreas abierta al público, donde se hace investigación medioambiental e incidencia en política, para concientizar a los pobladores de esta región, que es una de las más afectadas por la minería ilegal y legal, además del conflicto armado y el narcotráfico.

Caucasia es el centro de la subregión del Bajo Cauca antioqueño, conformada además por los municipios de El Bagre, Tarazá, Cáceres, Nechí y Zaragoza, territorios ubicados sobre la cuenca de los ríos Cauca y Nechí, en las estribaciones de la Cordillera Central. La región está afectada por la presencia de mercurio en las aguas como residuo de la minería de oro que prolifera en la zona. Según Rivera, la cantidad de mercurio máxima permitida en el tejido de los peces para el consumo sano es de 5 partes por millón y aquí se encuentran hasta 20 partes por encima del nivel permitido.

La intoxicación por mercurio se conoce como enfermedad de Minamata, a raíz de los vertimientos nocivos de la petroquímica Chisso, en la bahía japonesa del mismo nombre hacia 1950. Se hizo tristemente célebre por los daños neurológicos causados a cerca de 4 mil personas: ceguera, malformación fetal, parálisis y muerte por consumo de pescado contaminado, son algunos de los efectos de tener contacto con esta nociva sustancia.

Sin embargo, “en Caucasia uno habla con los mineros y pescadores sobre los riesgos del mercurio y muchos responden: a mí no me pasa nada; yo he sido minero toda la vida; mejor muerto contaminado que de hambre. Lo único que les hace pensar dos veces es la advertencia de que el mercurio puede causar impotencia sexual”, agrega Rivera, quien advierte las dificultades para adelantar planes de prevención sobre esta problemática.

En Colombia, la Ley 1658 de 2013 reglamenta el uso del mercurio en la industria, con la meta de erradicarlo en 2018. “Es una ley ilusoria”, señala Rivera, y añade: “La estructura de atención de la salud no les presta atención a estos casos de salud pública porque esta no genera recursos sino que los demanda”. El mercurio en la región ya se ha rastreado en la atmósfera, en cultivos de arroz, en los pastos de ganado y en especies vegetales.

El momento del “y ahora qué”

La del mercurio es una de las llamadas “violencias invisibles”, promesa de mala vida y muerte, especialmente para las poblaciones más vulnerables. “La construcción de paz no puede olvidar estas formas de violencia, cuya única solución es una población informada”, detalla Rivera.

Caucasia tiene una posición estratégica como puerta de la región Caribe al interior del país. Además de su crisis ambiental por la minería, su desarrollo se ha frenado por ser epicentro del desplazamiento forzado, la ocupación informal, el mal uso de los humedales (es la región con más aguas subterráneas de Antioquia) y el asentamiento de grupos armados que encontraron en la ausencia estatal un perfecto escenario para arraigarse.

Ante este escenario, una poderosa herramienta de transformación viene surgiendo silenciosamente: el poder de la información para transformar mentalidades y dar paso a la construcción de paz. Esto lo tiene claro Eliana Andrea Hernández, directora de la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia en Caucasia, un sistema de radio educativa y cultural con alcance en el Bajo Cauca y el sur de Córdoba, en el dial 96.3 FM. Su programación versa sobre temas académicos, problemáticas sociales, noticias, opinión o cultural. La magia es hecha en el pequeño estudio ubicado en las instalaciones de la Universidad de Antioquia.

“Llegué en el 2011 con un poquito de prevención por los antecedentes del conflicto armado. Me decían que yo era muy ‘paisa’ y esta es una región híbrida; es el toquecito caribe en Antioquia. Son los ‘chilapos’ o anfibios, permeados por la cultura del río, descendientes de sabaneros de Córdoba, de Sucre, del sur de Bolívar, y también muchos llegados del interior”, explica Hernández.

“Creo que fue en buen momento; la violencia dura había terminado en 2010. Era entonces el momento del ‘y ahora qué’. La región tiene una dinámica maravillosa. Hay deportes, fiestas, cultura; es un tremendo reto para las diferentes administraciones municipales para poder saldar la deuda histórica y ver cómo reconstruimos el territorio”, destaca Eliana. 


Demócrito y Chanchullo

Eliana asistió a reuniones informativas sobre el proceso de paz, organizadas por el proyecto Diálogos y Capacidades para la Paz Territorial, impulsado por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz. Sostiene que estaba prevenida porque no quería sentirse en campaña política sino encontrar información imparcial para la emisora, y poder dar cuenta de iniciativas del Gobierno para descubrir y fortalecer iniciativas de construcción de paz en regiones altamente afectadas por el conflicto.

“En este taller participaban colectivos de comunicaciones, teatreros, organizaciones sociales, las casas de cultura, la iglesia, en fin, personas e instituciones diversas. Fue muy divertido, porque la pedagogía para la participación se hace con juegos de roles y humor. Entonces estaba por ejemplo don Demócrito, personaje que invitaba al voto informado, y don Chanchullo, siempre con la mano en el bolsillo para solucionarlo todo. Entonces se me ocurrió hacer una especie de reality a través de la emisora. Aún no ha salido al aire, pero lo hemos venido trabajando en el marco de este proyecto”.

La idea de Eliana, de Jorge Eliécer y de todos los que trabajan por el desarrollo del Bajo Cauca antioqueño es que la gente se empodere de su región, haga prevención y exija sus derechos, más en este momento cuando la implementación del Acuerdo de Paz se abre paso en los territorios.

*Aliados de Diálogos y Capacidades para la Paz Territorial en el Bajo Cauca antioqueño: Jardín Hidrobotánico de Caucasia. Pacto por la Paz del Bajo Cauca. Instituto Popular de Capacitación (IPC). PNUD.

Por Sandra Helena Botero

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar