Colombia + 20
Haciendo País

Las necesidades en la zona veredal de El Oso

Desde la Mesa Río Loro, en el Valle del Cauca, los guerrilleros transportaron cerdos y gallinas con los que hoy comparten el mismo espacio, pues aún no se ha logrado adecuar cocheras y corrales para estos animales.

Olga Lucía Garzón Roa
20 de marzo de 2017 - 11:23 p. m.
En la zona veredal de El Oso, en Gaitania (Tolima), hay 200 guerrilleros del Frente 21 de las Farc. / Juan Carlos Escobar
En la zona veredal de El Oso, en Gaitania (Tolima), hay 200 guerrilleros del Frente 21 de las Farc. / Juan Carlos Escobar

Un mes después de la llegada de 200 guerrilleros del 21 Frente de las Farc a la vereda El Oso, en Gaitania, sur del Tolima, lo único que se ha construido son tres planchones donde se ubicarán la cocina, comedores, un aula, una zona de atención médica y habitaciones donde permanecerán los desmovilizados. (Vea nuestro especial sobre las zonas veredales)

Cuando llueve, el terreno se convierte en un barrizal sobre el cual los guerrilleros construyeron, el día que llegaron, los cambuches en que duermen, comen y guardan sus pertenencias. Cuando el sol se asoma el agua se evapora o se acumula en pozos y la humedad alborota los malos olores, así como a los zancudos y moscas.

Sólo tres baños con puertas de plástico fueron dispuestos para el servicio de los guerrilleros, por lo que se vieron obligados a construir letrinas o salir corriendo al monte cuando el cuerpo no les da espera. Los tres baños también son usados por los obreros que trabajan en el lugar, los funcionarios de la ONU y los visitantes.

Vea también: Entramos al campamento de las Farc en la zona veredal de Icononzo, Tolima

Como si fuera poco, la falta de agua empeora el escenario. Tres veces al día, un carrotanque es el que les lleva el líquido con el que se bañan, cocinan y asean los baños.

Así pasan los días los guerrilleros que, según el comandante Donals, de la línea de mando del frente 21, comenzaron a padecer males. “Yo mismo me he enfermado. Hemos tenido personas con diarrea, gripe, fiebre, hay gente debilitada, y aunque se han hecho algunas brigadas de salud, no hay suficientes medicamentos”, señala.

A las infecciones por las precarias condiciones sanitarias se une la escasa atención médica. Dentro del frente hay dos subversivos de la tercera edad que padecen artrosis e invalidez, una guerrillera embarazada con un quiste en un ovario y dos mujeres que perdieron las extremidades en combate y presentan dolor por el mal estado de las prótesis. “Me duele mucho la pierna, me cuesta trabajo caminar”, dice Vanesa, una guerrillera que tiene dos hijas, una de ellas de siete meses de edad.

Otro aspecto que los ha afectado es la alimentación, pues según Armando Pipas, uno de los guerrilleros al mando, al campamento llegan transgénicos y enlatados, y cuando les traen verdura, a veces llega dañada. Además, añade que han solicitado en diversas ocasiones que les compren productos básicos como café, plátano, yuca, banano, hortalizas y otras frutas a los campesinos que las producen en la zona que van a ofrecérselas, pero en cambio las traen de otras partes.

Según el comandante del 21 frente, Wilson Saavedra, el hecho de que la tropa hubiera estado acostumbrada a dormir en el monte y a soportar necesidades, no es motivo para que el Gobierno incumpla y los ponga a vivir en circunstancias difíciles, cuando el acuerdo al que llegaron tras la búsqueda del desarme, fue otro. El Gobierno ha anunciado que tomará medidas en el asunto y acelerará los trabajos en las zonas veredales.

Por su parte, el alto consejero para el Posconflicto, Rafael Pardo, ha asegurado que gran parte de los retrasos, en la mayoría de las zonas veredales en los alojamientos para los guerrilleros se deben a problemas administrativos. Por ello los guerrilleros se unieron desde el primer día a los trabajos que adelantan obreros en la zona, ya que algunos tienen conocimientos en construcción, asimismo en la adecuación de las cocheras para los cerdos y los corrales para las gallinas, animales con los que hasta ahora comparten espacios.

A las madres de los once niños nacidos dentro de las Farc, con edades entre 7 meses y 9 años, les preocupa que sus hijos están desescolarizados y expuestos a un ambiente poco sano.

Lea también: El 'baby boom' de las Farc

Las Farc dicen que los avances en las zonas veredales transitorias dependen de la voluntad del Gobierno y que a pesar de que ya comenzó el proceso de dejación de armas, no se ha llevado a feliz término en esta zona. “Nosotros conocemos qué armas tenemos, tenemos nuestro propio registro, eso de manera interna, pero no nos han dicho nada al respecto, aquí no se ha comenzado nada”, asegura Donald.

Por Olga Lucía Garzón Roa

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar