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Hambre de paz en los Montes de María

Quince municipios conforman esta circunscripción del Caribe, que alberga el territorio en donde ocurrió una de las peores masacres perpetradas por los paramilitares.

Germán Gómez Polo
17 de junio de 2017 - 01:37 a. m.
Las Tejedoras de Mampuján narran los horrores que vivieron durante la guerra.  / Mauricio Alvarado
Las Tejedoras de Mampuján narran los horrores que vivieron durante la guerra. / Mauricio Alvarado
Foto: MAURICIO ALVARADO

Jugaron fútbol con las cabezas de los muertos. Así de crudos se describen los días, entre el 16 y el 21 de febrero de 2000, en los que 450 paramilitares llegaron al corregimiento de El Salado, en El Carmen de Bolívar, y mataron a unas 60 personas, muchos frente a familiares y otros habitantes del pueblo, como si fuese un espectáculo de diversión. (Vea el especial de circunscripciones especiales de paz)

Leer los relatos sobre cómo los paramilitares ingresaban a las casas y disparaban, sobre cómo obligaron a varios a ir al parque principal de la población y sobre cómo volvieron la matanza una fiesta en la que cada muerte era acompañada con tambores y gaitas, causa horror. Pero es necesario conocer lo sucedido para entender la magnitud que alcanzó el conflicto armado en un territorio que estaba bajo el fuego cruzado.

Sin duda, la masacre de El Salado es una de las más representativas de la violencia paramilitar en una región que aún hoy lucha en contra de complejos problemas sociales, a pesar de las amplias oportunidades para desarrollar proyectos en agricultura, pesca, artesanía y ecoturismo.

Los 15 municipios que conforman los Montes de María, de Bolívar y Sucre, también integran la octava circunscripción especial de paz, que contempla el acuerdo que le dio fin al conflicto con las Farc. Son El Carmen de Bolívar, Córdoba, El Guamo, María la Baja, San Jacinto, San Juan Nepomuceno, Zambrano, Colosó, Chalán, Los Palmitos, Morroa, Ovejas, Palmito, San Onofre y Toluviejo.

Cuando se apruebe el proyecto de ley que cursa en el Congreso, y que creará las 16 circunscripciones de paz, se abrirá la puerta para que esta región pueda elegir a un representante a la Cámara en las elecciones de 2018, que será adicional a los que estipula la Constitución y cuyo candidato deberá inscribirse a través de grupos de víctimas, sociales, indígenas o de mujeres legalmente conformados.

Sin embargo, como es una constante en las zonas más afectadas por la guerra, los riesgos electorales están a la orden del día. Según el informe de la Misión de Observación Electoral (MOE), el censo electoral de los 15 municipios es de 300.717. La participación en las elecciones a Senado y Cámara en 2014 estuvo por encima del 61 %; en las elecciones locales fue del 70,7 %; para la segunda vuelta presidencial fue del 49,7 %, y en la votación del plebiscito fue del 31,8 %.

En 2014, la torta electoral quedó bastante repartida entre los partidos políticos. Hubo participación de los tradicionales, como los partidos de la U (que ganó en seis de los 15 municipios), Cambio Radical y Liberal, sin embargo, en algunos municipios ganaron Opción Ciudadana o 100 % Colombia, detrás del cual estuvo el cuestionado excongresista Yahir Acuña, a quien se le ha relacionado con la empresaria del chanche en Bolívar Enilce López Romero.

En todos los municipios, Juan Manuel Santos ganó la segunda vuelta a la Presidencia, con un alto porcentaje de la votación, y el apoyo al presidente se reflejó en la jornada del 2 de octubre de 2016 cuando el Sí superó al No en la totalidad de las poblaciones. En pocas palabras, una región con hambre de paz en la que se deberán cuidar las candidaturas por la circunscripción para garantizar que no se pongan candidatos que tengan relación con grupos ilegales.

Luego de la salida de las Farc de la zona, donde operaba el frente 37, aún persiste algún arraigo paramilitar, así como bandas de crimen organizado, cuya actividad en municipios como Colosó y Los Palmitos es extrema. Aunque comparada con otras circunscripciones especiales de paz, como Arauca o el Bajo Cauca antioqueño, los hechos de violencia política son menores, el informe de la MOE señala que entre enero 2016 y el 20 de abril 2017 se dieron dos amenazas y un atentado contra un líder.

Aunque el documento de la organización no registra las cifras de la densidad de los cultivos ilícitos en la región, informes del PNUD señalan que ha sido un corredor importante para el narcotráfico y productos estupefacientes provenientes del sur de Bolívar y el bajo Cauca. Por ejemplo, en las épocas en las que el paramilitarismo estaba en furor, la Troncal de Occidente era cerrada en la noche por seguridad, pero utilizada para transportar cargamentos de droga. Un negocio que, incluso, compró tierras sobre la vía.

El escenario, sin embargo, puede ser esperanzador y en muchos de los territorios históricamente afectados por el conflicto interno en el Caribe se desarrollan procesos de restitución, acompañados de proyectos productivos que buscan devolver algo de la dignidad arrebatada por la guerra.

Por Germán Gómez Polo

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