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Chocó y Antioquia, a elecciones en medio de la guerra

Con las bacrim y el Eln disputándose los espacios dejados por las Farc, se trata de una región compleja, con cultivos ilícitos y minería ilegal.

Redacción Politíca
15 de junio de 2017 - 12:33 a. m.
Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia son solo uno de los grupos que siembra terror en la región. /Cristian Garavito.
Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia son solo uno de los grupos que siembra terror en la región. /Cristian Garavito.

Si hay una región de Colombia en donde la firma del Acuerdo de Paz con las Farc no ha significado una disminución en la intensidad del conflicto, es Chocó. Las bandas sucesoras del paramilitarismo y el Eln sostienen una disputa feroz a sangre y fuego por el territorio. A las alertas constantes de la Defensoría del Pueblo se sumó hace poco una advertencia de la Corte Constitucional sobre el aumento del desplazamiento forzado en las zonas de las que han salido las Farc. A ello se suma el creciente malestar de la gente, que se cansó de las promesas incumplidas del Estado y de una clase política que sólo se acuerda de ella en elecciones, lo que ha llevado a varios paros cívicos para reclamar el cumplimiento de compromisos pactados.  (Vea el especial de circunscripciones especiales de paz)

Son 12 los municipios chocoanos que integran la circunscripción especial de paz número seis: Acandí, Bojayá, Carmen del Darién, Condoto, El Litoral de San Juan, Istmina, Medio Atrato, Medio San Juan, Nóvita, Sipí, Unguía y Riosucio, donde se ubica una de las zonas veredales transitorias de las Farc. A ellos se suman dos de Antioquia: Murindó y Vigía del Fuerte, donde también hay zona de concentración guerrillera. En ellos habitan 199.268 ciudadanos y el potencial de votantes es de 110.530 para 164 puestos. Sin embargo, en 10 de estos municipios se advierte dificultad entre extrema y alta para el acceso a esos puestos de votación, mientras que en siete hay un presunto déficit en cedulación.

Según los análisis hechos por la Misión de Observación Electoral (MOE), la apatía de la gente frente a los procesos electorales es notoria. En las elecciones a la Cámara de 2014, la participación fue de apenas 45,8 %. Para la Presidencia, en segunda vuelta, cayó al 33,5 %, y en el plebiscito por la paz de 2016 fue del 31,5 %. En las elecciones locales de 2015, la cifra subió al 63,6 %. Cabe destacar que la región tiene una alta presencia de resguardos indígenas, 55 en total. El poder político se lo reparten los partidos de la U, Liberal y Conservador, al menos en lo que tiene que ver con las elecciones a Congreso. En la segunda vuelta presidencial, el presidente Santos ganó en 10 de los 14 municipios. Y en las elecciones a alcaldías imperan las coaliciones y aparecen otras colectividades, como Cambio Radical, Alianza Verde, MAIS y la ASI. Un dato clave: para el plebiscito, en los 14 municipios ganó el Sí.

Llama la atención que, pese al convulsionado panorama y la comprobada presencia de grupos armados ilegales —con niveles de riesgo alto en municipios como El Litoral de San Juan, Istmina, Riosucio y Unguía por las bacrim y presencia del Eln en ocho de los 14 municipios de la circunscripción—, entre enero de 2016 y abril pasado, en ninguno de ellos, dice la MOE, se registró hechos de violencia política social o comunal.

Por Redacción Politíca

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