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"Las bacrim son una empresa cuya principal mercancía es la coerción": Teófilo Vásquez

El investigador del CNMH y Víctor Barrera encabezaron un grupo de seis profesionales que analizaron las dinámicas de estos grupos armados ilegales. Señalan que su mayor ruptura con el paramilitarismo es el proceso de urbanización de su acción criminal.

Colombia2020
04 de mayo de 2017 - 12:02 a. m.
Teófilo Vásquez y Víctor Barrera son los relatores de la investigación sobre grupos armados posdesmovilización, del CNMH.  / / Daniel Sarmiento - CNMH
Teófilo Vásquez y Víctor Barrera son los relatores de la investigación sobre grupos armados posdesmovilización, del CNMH. / / Daniel Sarmiento - CNMH

¿Cómo se desarrolló la investigación?

Teófilo Vásquez: En 2015, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) pidió que indagáramos sobre los grupos armados posdemovilización (GAPD), especialmente por la violencia que desde ese año empezaba a preocupar a muchas comunidades y a suscitar sospechas sobre el reagrupamiento de los paramilitares. No era violencia letal. Los asesinatos selectivos y las masacres habían disminuido sustancialmente, pero las amenazas se dispararon y los desplazamientos se mantuvieron.
Víctor Barrera: El informe se hace justo 10 años después de la entrada en vigencia de la Ley de Justicia y Paz. Queríamos interpretar el fenómeno a largo plazo, es decir, encontrar qué elementos de estos grupos  se parecen a las pasadas generaciones del fenómeno paramilitar y cuáles han variado.

¿Y cuáles se han mantenido?

V.B.: Hablamos con comunidades del eje bananero, del sur de Córdoba, del Magdalena Medio, de Barrancabermeja, de Puerto Matilde, del Catatumbo y de Cúcuta, donde las estadísticas mostraban la permanencia o el aumento de los grupos armados ilegales. Y encontramos que el fenómeno sigue siendo profundamente focalizado.

¿Eso qué quiere decir?

V.B.: Que se da en ciertos municipios de una subregión. También se mantienen las diferencias entre los territorios que tuvieron grupos Auc endógenos y los territorios a los que llegaban como entes externos. En el sur de Córdoba, por ejemplo, la gente tiene muy clara la línea de tiempo del paramilitarismo, las Auc y los nuevos grupos, pero en Cúcuta saben que hay gente armada y amenazando, aunque no pueden diferenciarlos. Esta falta de identificación refleja que ninguno ha tenido absoluta hegemonía por largo tiempo.
T.V.: Otra cosa que se mantiene es que el Estado está configurado de una manera que permite la proliferación de ofertas de seguridad privada. En ese sentido, las bacrim se comportan de forma similar a las Auc y suplen esta necesidad, aunque muchas veces ellas mismas crean las condiciones de inseguridad.
 

¿Y qué ha cambiado?

T.V.: La mayor ruptura es el proceso de urbanización de la acción criminal. En la actual etapa hay mucho más accionar en ciudades intermedias, donde controlan el microtráfico e inducen la demanda de seguridad en los barrios. Ya no parecen interesados en construir una alianza para acceder a la política, sino en tener santuarios de impunidad con los gobiernos locales para que la Fuerza Pública no los persiga.
V.B.: Organizativamente han variado mucho, porque las Auc tenían una estructura más o menos jerárquica. La actual etapa es de fragmentación y de posicionamiento de los grupos más fuertes. De hecho, gran parte de la violencia letal entre 2006 y 2010 se debía a la recomposición de los grupos ilegales. Del 2010 al 2015 hubo una disminución sustancial de los asesinatos, pero se dispararon las amenazas y el desplazamiento.

¿Cómo impacta ese reagrupamiento en las ciudades?

T.V.: Hoy, la frontera entre la violencia derivada del conflicto armado y la que deviene de las economías ilegales es más delgada. Eso ha pasado en países como Irlanda y El Salvador en sus procesos de posconflicto.

¿Cómo ven la reacción del Estado?

T.V.: Al Gobierno lo vemos perplejo frente a esto, cuando menos.

¿Cuál debe ser la estrategia para combatir estos grupos armados?

T.V.: Las bacrim son una empresa cuya principal mercancía es la coerción. Hoy muchos funcionan con franquicias y outsourcing; compran la etiqueta de alguna bacrim porque les da reputación criminal. Cambian según sus metas y objetivos. Sin ignorar su inclinación política, hay que investigar cuáles son las mercancías que intercambian y analizar en qué momento se necesitan esas mercancías y a qué intereses sirven. No es lo mismo cuidar una hacienda de ganado que cuidar coltán o cuidar el negocio del narcotráfico en una subregión o el microtráfico en una ciudad.

Por Colombia2020

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