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"El dilema de las Farc son los milicianos": general Javier Flórez

El comandante del Comando Estratégico de Transición dice que, por información de inteligencia, cree que las Farc desarmarán 16.000 personas, entre guerrilleros y milicianos, y que entregarán a la ONU 20.000 armas.

Gloria Castrillón y Daniel Salgar
14 de septiembre de 2016 - 12:14 a. m.
El general Javier Flórez fue quien negoció con el comandante de las Farc “Carlos Lozada” el punto 3, sobre el fin del conflicto.  / Óscar Pérez
El general Javier Flórez fue quien negoció con el comandante de las Farc “Carlos Lozada” el punto 3, sobre el fin del conflicto. / Óscar Pérez

No sabe cuántos cigarrillos fumó el día que tuvo que sentarse frente a frente con los comandantes guerrilleros de la Subcomisión del Fin del Conflicto, liderados por Carlos Antonio Lozada, a negociar el cese el fuego y la dejación de armas. De eso hace ya año y medio. Hoy se ríe, cigarrillo en mano, recordando que estaba muy nervioso y que fue una larga caminata de casi cinco horas con los generales Jorge Mora y Óscar Naranjo la que le calmó un poco la ansiedad. “Le puedo garantizar que el general Javier Flórez desarmó el alma, el corazón y el espíritu en beneficio de la sociedad colombiana”, dice con vehemencia. Está seguro de que si no hubiera hecho ese ejercicio no habría podido sentarse a negociar con sus antiguos enemigos.

Hoy dice que los miedos y prevenciones de hace dos años desaparecieron y reconoce que con Carlos Antonio Lozada logró tejer una relación de empatía y respeto. Tinto en mano, y en un espacio diferente al de las reuniones formales, estos dos hombres hallaron la salida a varias crisis. “Él me veía como general y yo lo veía como un dirigente de una guerrilla que tiene la voluntad de reincorporarse a la vida civil sin armas”. Acepta que no fueron fáciles estos 18 meses y que en el primer año no avanzaron mucho. “Nos demoramos mucho para convencer a las Farc de que no íbamos a entregar el país, pero tampoco los íbamos a humillar, porque son personas con dignidad, tienen sentimientos, familias. Son colombianos”. (Vea aquí un video sobre cómo las Fuerzas Armadas se preparan para la implementación de los acuerdos). 

Hay muchas críticas porque no hay confianza respecto a que las Farc entreguen todas las armas y todos sus hombres.¿Cómo garantizar que están todos los que son?

Tenemos información de inteligencia militar y policial muy precisa. Y esa información llega por varias vías. En los combates les cogíamos computadores y memorias, y por ahí sabíamos cuánto personal tenía cada estructura. Por ejemplo, en el Caguán tenían archivos con las hojas de vida de cada uno, con la fotografía, el nombre completo y el alias. Nosotros depuramos esa información, descartamos muertos, capturados, desmovilizados, por eso tenemos un dato muy aproximado. También obtenemos información de los desmovilizados, porque cuando se entregan, personal especializado de inteligencia los entrevista para dar el aval de que sí son guerrilleros, y allí se recoge mucha información. Durante una semana se reúne la inteligencia de la Armada, la Fuerza Aérea, el Ejército y la Policía y se saca la estadística.

¿Esos datos son aproximados?

Cada seis meses hacemos una medición del número de hombres en armas, por frentes, por bloques y el total de las Farc. Podemos decir que nuestro margen de error puede ser del 8 %, porque ellos hacen nuevos reclutamientos para reemplazar sus bajas. Podemos decir que hombres en armas pueden ser entre 6.300 y 7.000.

¿Y del número de armas también tienen cálculos aproximados?

En los computadores también figuraba qué armas tenía cada estructura, y también llevaban control de sus caletas, no de la ubicación, pero sí del contenido. Con todos esos datos, más la información de los desmovilizados, creemos que, entre fusiles y armas cortas, el aproximado es de 20.000 armas. Puede que haya algunas compras en países vecinos que no tengamos referenciadas, pero es porque no han entrado al país. Pero debo decirle que no hay proceso en el mundo que sepa exactamente qué número de armas tienen los grupos, porque precisamente las guerrillas son clandestinas.

¿Y el número de los milicianos?

Tenemos también unas cifras aproximadas, pero ahí podemos tener algunas diferencias más grandes. Creemos que pueden estar entre 5.800 y 6.300.

Y si no están armados y uniformados, ¿cómo saber que se desmovilizan todos?

Es un tema que hemos hablado en detalle con Carlos Antonio Lozada. Las Farc están en un dilema, sobre todo con las milicias urbanas, porque ellos pudieron haber infiltrado personas en posiciones del Estado o en empresas de diferente nivel, y hoy no saben si entregarlas o no. Y le voy a decir por qué: son personas que mantienen una familia, que de pronto no tienen antecedentes penales y que después de la desmovilización podrían seguir su vida normal, porque se supone que nadie va a saber que pertenecieron a las Farc.

¿Qué riesgo puede tener esa situación para el Estado?

Para el Gobierno, ninguno. El riesgo es para las Farc. Supongamos que hay una persona que perteneció a las milicias y cree que nadie la conoce; las Farc no la incluyen en el listado, pero después un guerrillero raso dice ante la justicia que se encontró a esa persona en un campamento y la puede señalar como miembro de las Farc. ¿Qué pasa con esa persona? ¿Le cae el peso de la ley? Hay que recordar que sólo reciben amnistía los que están en el listado. Entonces, se podría interpretar que esa persona fue colaboradora y debe ser juzgada porque no estaba en el listado.

Pero hay más dilemas. Hay comerciantes en muchos lugares de influencia de las Farc que se vieron obligados a venderles a ellos. ¿Qué pasa cuando un guerrillero, que pudo ver a una persona entregando un mercado en el campamento, diga que esa persona es colaboradora? En realidad no lo fue, pero la van a señalar. Les cuento una anécdota para ver cuán compleja es la situación: estando en Cachicamo, una señora de una tienda me hizo esa pregunta, estaba preocupada, pero cuando le respondí quedó tranquila. Enseguida llegó el comandante guerrillero del área y le dijo: “Mija, sírvale una gaseosa al general” (risas)...

Hay que tener en cuenta que esas 15.000 personas que se van a desmovilizar tienen familias, hijos, primos, abuelos. No es fácil determinar cuándo hay colaboración o cuando están obligados. Esos son problemas que el Secretariado tendrá que resolver en los primeros 30 días de concentración en las zonas veredales. Ellos tienen claro el tema de los guerrilleros en armas, pero lo de las milicias no lo tienen claro. No saben en qué caso meterlos en las listas o cuándo quedarse callados.

¿Y eso cuándo se resuelve?

Las Farc deben entregar un listado de hombres en armas y de milicias. Nosotros tenemos datos y podemos certificar si es o no es guerrillero. Si hay alguna duda, un oficial de inteligencia puede determinar en dos minutos si dice la verdad o no. Ellos deben pasar el listado oficial dentro de los primeros 30 días de haber llegado a la zona veredal. Nosotros nos encargamos de verificar hombres y armas en lo físico, pero el alto comisionado, con sus expertos, se encargará de entregarles las cédulas, de ofrecerles la capacitación, de nivelarles el bachillerato, y esos beneficios sólo los obtienen los que están en el listado

¿Cómo les fue con las visitas técnicas a las zonas? ¿Hubo más cambios al mapa?

Yo promoví, junto con Carlos Antonio Lozada, una reunión entre el Secretariado y los generales. Los invitamos a la casa 71, donde nosotros estábamos recién llegados. Presenté mi visión del proceso: siete zonas veredales de un kilómetro por uno, llenas de soldados vigilando. Carlos Antonio presentó su visión: 80 zonas de 80 kilómetros por 80, ¡casi medio país! Todos con armas todo el tiempo, haciendo política… Así empezamos, y miren lo que quedó: de 32 departamentos quedaron sólo en 14. Serán 20 zonas y etre seis o siete puntos, y no será una vereda completa. En total, no cubren más de 320 kilómetros cuadrados

¿Entonces redujeron las zonas?

Sí, aunque las terminaremos de definir este jueves.

¿Por qué reducirlas?

Para las Farc es más fácil mantener mando y control sobre sus hombres; facilita hacer el tránsito a la legalidad y colocar mandos medios que pueden facilitar ese tránsito. Se acordó que cada campamento tendrá una extensión equivalente a dos manzanas, y Naciones Unidas tendrá dos personas allí, verificando que los fusiles no salgan y que si los guerrilleros salen, lo hagan de civil. Cada arma que entre al contenedor no vuelve a salir y tendrá seguridad de Naciones Unidas.

¿Cómo se prepararon los dispositivos militares de seguridad en las zonas?

Esos hombres están en Tolemaida. Son 26 batallones preparándose en seguridad. Ellos protegerán a las Farc y tendrán apoyo logístico de la Armada y la Fuerza Aérea. Habrá tres clases de seguridad: una encargada del Mecanismo de Monitoreo y Verificación, a cargo de la Policía; la segunda la brinda el Ejército en las zonas, y la tercera, que es la tarea habitual de las fuerzas que continúa en el país, persiguiendo el crimen: allí no hay cambios. En total, de los 500.000 hombres que tiene la Fuerza Pública, unos 18.000 se encargarán de estas labores del proceso. Lo demás sigue funcionando con normalidad.

Por Gloria Castrillón y Daniel Salgar

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