Desde lejos

El análisis del sociólogo y escritor que mejor ha investigado el conflicto en Colombia, recorriendo el país para una veintena de libros, y que aportó a la mesa de La Habana su trabajo en la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas.

Alfredo Molano Bravo
28 de agosto de 2016 - 02:59 a. m.
En los 80 se firmó con las Farc un acuerdo de cese el fuego que hacía posible la transformación de la lucha guerrillera en lucha electoral. Pero los intereses militares se atravesaron en ese camino con la retoma del Palacio de Justicia. / Archivo
En los 80 se firmó con las Farc un acuerdo de cese el fuego que hacía posible la transformación de la lucha guerrillera en lucha electoral. Pero los intereses militares se atravesaron en ese camino con la retoma del Palacio de Justicia. / Archivo

El acuerdo logrado entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia es sin duda histórico. Quien habla de él le añade el calificativo como para decir que es importante, memorable, trascendental. O sea, inmarcesible. Por fin la rebuscada palabreja de Rafael Núñez tiene significado: el acuerdo no se puede marchitar. Pero es histórico porque cambia –o puede cambiar– el sentido de la historia, el rumbo de sangre que la tragedia del 9 de abril de 1948 le impuso al país. Hay que mirar...

Por Alfredo Molano Bravo

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