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Verdad y memoria, clamor de las víctimas para la reparación y la no repetición

Martín Santiago
07 de abril de 2017 - 08:14 p. m.

Este año, la conmemoración cobra mayor relevancia tras la aprobación del Acto Legislativo de medidas transitorias constitucionales que facilitarán la implementación del Acuerdo de La Habana, para poner fin a un conflicto que duró más de 50 años y que ha dejado grandes pérdidas humanas y materiales, afectando a un número significativo de víctimas, en su mayoría campesinos, mujeres, indígenas y afros de las zonas rurales del país.  

El Acuerdo de La Habana, además de finalizar las acciones bélicas entre el Estado y las Farc, brinda a las víctimas un papel central en la implementación de estos acuerdos, pues son las protagonistas de una lucha de varias décadas por el reconocimiento de sus derechos, y busca establecer las bases para esclarecer los hechos cometidos durante el conflicto, así como reconocer responsabilidades en la vulneración de derechos como la base para la reparación y la reconciliación.

Hoy, nada mejor que conmemorar este 9 de abril con la promulgación de los Decretos 588 y 589 que organizan a la “Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas” y a la “Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición”.  La primera dará respuesta a todas aquellas familias que necesitan saber qué pasó con sus seres queridos en el marco de la verdad y la reparación.  La segunda sienta las bases para la reconciliación. Para ello, la sociedad necesita conocer la verdad, desde la misma génesis del conflicto, hasta los hechos que perpetraron cada una de las partes. Las víctimas necesitan saber el porqué de su condición de víctima y la sociedad en su conjunto necesita conocer lo que sucedió, y así evitar la repetición de los hechos.

La verdad hace posible crear escenarios de reconciliación en sociedades que están enfrentadas o divididas; su objetivo es fomentar la confianza entre las partes, y entre los ciudadanos y sus instituciones. Por lo tanto, ésta debe convertirse en un principio rector, donde no solamente participen las víctimas, sino también la sociedad en general, con el fin de tener una conciencia colectiva de lo que pasó, que facilite cambios reales para la construcción de la paz.

Es así como la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas se constituyen en instrumentos importantes, en tanto la realización del derecho a la verdad y a la reparación reconocen a las víctimas como eje central en la implementación del Acuerdo de La Habana.  Los colombianos merecen convivir de manera pacífica, sobre la construcción de un futuro conjunto en el que se respete la diferencia y no se repitan las acciones de violencia que han causado tanto sufrimiento.

Naciones Unidas ha resaltado en todo momento la importancia de situar a las víctimas al centro de la Agenda de la Paz y su implementación. Por ello, hoy más que nunca, reviste una importancia especial reconocer el papel y liderazgo que están jugando en el proceso de paz y de reconciliación.

*Coordinador Residente y Humanitario de Naciones Unidas en Colombia

 

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