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La reconstrucción de Mocoa es construcción de paz

ACNUR
05 de mayo de 2017 - 01:08 a. m.

*Por: Federico Sersale, jefe de la oficina de ACNUR en Mocoa

Era un viernes de una noche cualquiera en Mocoa, departamento de Putumayo. Algunos recién habían terminado de jugar fútbol después de una semana ardua de trabajo, otros estaban en sus casas descansando, esperando para ir al río al día siguiente con su familia. Nadie se imaginaba lo que se venía. Así son muchos de los desastres naturales: no sacan cita, solo llegan. Los efectos son escalofriantes: más de 300 personas fallecidas (120 menores de edad) y más de 22,000 personas afectadas1. A familias enteras les tocará volver a empezar de cero.

Entre esos afectados por la avalancha hay personas que hacía unos pocos años atrás ya habían perdido todo, y que con mucho esfuerzo se estaban reinventando. Personas que de manera involuntaria tuvieron que irse de sus casas, de sus fincas y de sus territorios étnicos, por razones vinculadas al conflicto armado. Personas que se convirtieron en desplazados internos. Mocoa ha acogido más de 36,000 de ellos según el Registro Único de Víctimas, lo cual representa un número significativo de su población, que según fuentes oficiales (DANE) es de alrededor de 42,000 personas, mientras que según fuentes extraoficiales es de alrededor de 80,000.

Resarcir los derechos de la población desplazada, y por lo tanto encontrar una solución a su situación, es una parte fundamental del proceso de construcción de paz que está atravesando el país, tal como quedó resaltado en los Acuerdos de Paz de la Habana.

La mayoría de los desplazados internos en Mocoa se ubican en asentamientos periféricos al casco urbano. Muchos de esos asentamientos fueron afectados por la avalancha, y algunos otros están en riesgo de serlo en el futuro por situaciones similares. Sólo por dar un ejemplo, dos de los barrios más afectados por la avalancha, José Homero y San Miguel, con alto porcentaje de población desplazada, han sido priorizados por la institucionalidad para un proceso de reubicación en el marco de la Ley de Víctimas. Otro ejemplo: según la Organización Zonal Indígena del Putumayo, por lo menos un 50% de las personas indígenas afectadas por la avalancha son desplazados internos, especialmente entre los pueblos Awá, Siona, Murui, Nasa e Inga.

¿Cómo se van a articular los planes de reubicación de la población desplazada por el conflicto armado con el plan de reconstrucción de Mocoa? ¿De qué manera se atenderá las necesidades diferenciales que tiene la población étnica desplazada por el conflicto armado en el marco de la reconstrucción? Estas son simplemente algunas preguntas que serán necesarias responder en esta fase de reconstrucción. El primer paso es saber el número exacto de población desplazada afectada por la avalancha, para lo cual es necesario el cruce del Registro Único de Damnificados con el Registro Único de Víctimas.

La Agencia de la ONU para Refugiados (ACNUR) tiene presencia en el Putumayo desde hace más de 15 años. Con base en Mocoa y cobertura en todo el departamento, su mandato principal es acompañar a la institucionalidad colombiana y a los desplazados internos en la protección y búsqueda de soluciones al desplazamiento forzado. Asimismo, el ACNUR coordina el Equipo Local de Coordinación (ELC), un espacio que articula a las agencias de Naciones Unidas y las organizaciones no gubernamentales del Putumayo. En su rol de coordinador del ELC, el ACNUR ha estado desde el primer día trabajando de manera incesante para dar respuesta a las necesidades humanitarias causadas por la avalancha, en coordinación estrecha con la

institucionalidad colombiana. Hasta el momento ACNUR ha asistido a alrededor de 1000 personas afectadas a través de entrega de asistencia humanitaria.

Al desafío que ya tenía Mocoa de resarcir los derechos de la población desplazada, de construir paz en un territorio afectado por la guerra, se le suma ahora el reto de la reconstrucción luego de la avalancha. Dada la alta concentración de personas desplazadas en Mocoa, la reconstrucción significará necesariamente la posibilidad de alcanzar soluciones sostenibles para esta población. En suma, la reconstrucción de Mocoa es construcción de paz.

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