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En el sur del Chocó, la salud sigue siendo una utopía

Columnista invitado
02 de abril de 2017 - 09:01 p. m.

Por estos días, la organización humanitaria atiende a la población desplazada tras los enfrentamientos en la comunidad de El Carra, del Litoral del San Juan, Chocó, donde hubo una masacre el pasado fin de semana en la que fueron asesinadas cinco personas.

A partir este año, ha habido un incremento en los niveles de violencia en todo el Pacífico, lo que ha generado un mayor impacto humanitario. Tan solo en estos últimos tres meses, MSF ha llevado a cabo tres intervenciones para responder a estas situaciones de emergencia.

En este momento, la organización humanitaria se encuentra en la población de Docordó, acompañando en el proceso de duelo a los familiares de los fallecidos y proporcionando actividades psicosociales a la comunidad afectada, con la intención de fortalecer sus mecanismos de enfrentamiento para que puedan superar estos momentos difíciles.

Muriel Boursier, coordinadora del proyecto en Buenaventura, asegura que en esta zona “el tejido social se ha roto” y que los pobladores viven con ansiedad, miedo, porque han sido víctimas y testigos de combates, bombardeos, violencia sexual, amenazas, reclutamiento forzado, desplazamientos, restricciones a la movilidad, entre otros.

La gravedad de los hechos muestra la degradación del contexto en esta zona que por su ubicación geográfica se ha convertido en el corredor estratégico para las actividades ilegales de varios grupos.

Esta situación ha generado consecuencias humanitarias que se han visto agudizadas en los últimos meses. Por ejemplo, las barreras en el acceso a los servicios de salud revictimizan a los habitantes de la zona, porque sus afectaciones en la salud no se tratan oportunamente.

En este momento muchas personas que viven cerca del río que divide la parte baja de los departamentos de Chocó y Valle tienen limitaciones por acceso geográfico a los puntos donde pueden atenderlos sus EPS.

Además, existe una falta de disponibilidad de insumos médicos y de formación del personal de salud hacen más precaria su situación. Sin dejar de mencionar que en ninguna de estas estructuras de salud, se proporciona  la atención de emergencia en casos de violencia sexual.

Por otro lado, una parte importante de la población no cuenta con aseguramiento, ni carnet de vacunación, y la totalidad de la comunidad tampoco accede a una atención en salud oportuna, ni se realizan los seguimientos adecuados y acciones de prevención para prevenir posibles complicaciones.

Médicos sin Fronteras hace un llamado a las autoridades políticas y de salud a romper con el aislamiento institucional en estas comunidades para que se garantice el acceso permanente a servicios de salud y de salud mental.

Por esta razón, la organización humanitaria se ha visto en la necesidad de brindar apoyo en estas emergencias. Durante las últimas cinco intervenciones en esta zona, ha atendido a 1.489 pacientes en servicios de salud mental y realizado 1.577 consultas de salud primaria.

Médicos Sin Fronteras

 

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